La realidad que vivimos los venezolanos nos obliga como dirigentes políticos, como profesionales y padres de familia a tomar decisiones y a pensar con cabeza fría. Es un hecho que el régimen no quiere elecciones libres y aspira a que el pueblo no decida pacíficamente y democráticamente su destino.
Muchos se preguntarán ¿por qué se insiste tanto en una vía política para destrabar este conflicto? La respuesta es: para que este país pueda progresar es necesario que un cambio político ocurra. Ahora bien, ¿Cuál es la realidad que tenemos? Cómo fuerzas opositoras estamos llamados a tomar decisiones que vayan acorde a la realidad, y es necesario abandonar la antipolítica que se maneja desde la emoción, la fantasía, lo irreal y se aleja de la razón, hay que dejar de hablarle al público virtual de las redes sociales que está acostumbrado a fantasear y volver a las calles, en dónde está la gente que sufre, impulsar el activismo social y estar allí, del lado del pueblo que sufre, organizarnos como una verdadera fuerza de cambio y plantearnos como una verdadera alternativa, en pocas palabras, hacer Política de verdad.
Hay que comenzar a asumir que el camino de confrontación, de creernos que somos una especie de ejército de liberación nacional (sin serlo) es un error garrafal que nos puede llevar a desaparecer como alternativa política. La verdad es que aquí nadie está organizando un ejército, muchos piden plomo y que la única salida es a la violencia pero nadie la ejecuta, tan siquiera la explora y en ese terreno siempre seremos minoría frente al monopolio de las armas que está en manos del estado opresor. Esa es la verdad.
Analicemos las últimas movidas del régimen: Un CNE escogido de forma ilegal, lo que ocurre con los partidos, que serán robados para entregárselo a dirigentes que se alinearán a los intereses del régimen, piensen por un momento la clave de todo esto, obviamente el régimen quiere impulsar la no participación en elecciones de la mayoría aplastante que lo rechaza, y ¿Por qué lo hace? Por qué obviamente le teme al voto, a la vía electoral. Espera que como siempre nosotros sigamos cometiendo el error de no participar más en elecciones ni construir un camino que nos lleve a una salida democrática, pacífica y electoral, con verdaderas garantías y observación internacional; lo que quiero decir es que la solución debe pasar por una vía política, pacífica y que termine en una elección libre. Sé que con esta postura muchos me tildarán de «colaboracionista, traidor», en fin, lo que siempre argumentan los «extremistas del teclado», pero que lo más radical que han hecho es escribir un insulto por las redes.
Tenemos que tomar decisiones, asumir que hemos sido ingenuos en siempre esperar decisiones de dirigentes nacionales que nos dicen «No diálogo, no negociación, no elecciones» pero se reúnen a escondidas con el régimen y no le hablan claro al país.
Hago un llamado a la reflexión a los compañeros de los partidos, a la colectividad, a los ciudadanos de bien, que aspiran un cambio en este país. No sigamos fantaseando con algo que no manejamos, es cierto que quienes están en el poder (usurpando la presidencia) tienen orden de captura internacional y precio en su cabeza, pero nosotros como actores de cambio debemos ser protagonistas, debemos mantenernos movilizados y no caer en la trampa del régimen de vernos inmóvil, desesperanzados y divididos.
El régimen quiere que tiremos la toalla, que nos quedemos como los cubanos esperando por una ayuda externa que no sabemos si llegará. Escribo estas líneas con la fiel convicción de que muchos reflexionarán en frío, y que conociendo mi trayectoria no dudarán de lo que les digo. Llegó la hora de poner los pies sobre la tierra y avanzar o estaremos destinados a desaparecer como alternativa y quiero alertar de que ese hueco que se dejará lo puede llenar una falsa oposición que no luchará por ningún cambio sino por darle continuidad al régimen.
Rael Sánchez
Dirigente político Delta Amacuro