Llegaron por la playa de Los Iros y allí se apareció la policía pasada la 1 de la tarde.
Se trata del grupo de venezolanos que fueron lanzados al mar, expulsados de Trinidad y Tobago el domingo pasado.
Angustiados por no saber qué va a pasar con ellos explicaron a una periodista trinitaria que desde el día domingo no han podido dormir desde que fueron sacados de ese territorio.
Uno de los acompañantes de los 16 niños contó que el más pequeño de los menores tiene 4 meses y narró la dura experiencia que vivieron cuando comenzó a llover y todos hicieron una especie de escudo para proteger a los pequeños.
«Los niños lloraban y eso era todo lo que podíamos hacer para ayudarlos. Las olas eran grandes y pudimos habernos ahogado», dijo.
Según contó y tal como se conoció desde el primer momento partieron en dos botes y como el motor de uno se dañó, tuvieron que ser remolcados por el otro.
El amarre del remolque de los botes se rompió varias veces estando todavía en aguas de Trinidad y Tobago, razón por la que los de el bote averiado tuvieron que pasarse al bote que los remolcó.
Aseguran que les dijeron del fallo de la Corte a su favor y se regresaron, estaban llorando contó Laurel, una periodista que los entrevistó en la playa.
El bote dañado siguió a Venezuela. Todos lloraron cuando bajaron en la playa, venían mojados, tiritando del frío, algunos con fiebre.
Dijeron que vinieron a la isla a buscar una mejor vida y salud para los niños enfermos. Explicaron que el capitán los dejó y se fue.
Aseguraron estar contentos con la decisión del juez Avason Quinlan-Williams sobre un recurso de hábeas corpus que el domingo requería que el Jefe de Estado Mayor de la Defensa llevara a las mujeres y los niños a los tribunales, lo demás es conocido por todos.
Mercedes Marín/José Gregorio Ruíz/EPD


