Joaquin Phoenix se llevó este domingo el Oscar a mejor actor por su aclamado papel como el villano Joker, con el que arrasó durante toda la temporada de premios.
Phoenix superó en la categoría al español Antonio Banderas, nominado por su papel como el alterego de Pedro Almodóvar en “Dolor y gloria”, así como Leonardo DiCaprio (Había una vez en Hollywood), Adam Driver (Historia de un matrimonio) y Jonathan Pryce por su interpretación del papa Francisco en “Los dos papas”.
“Estoy tan lleno de gratitud en este momento y no me siento por encima de ninguno de mis compañeros nominados o de nadie en esta sala, porque compartimos el mismo amor, el amor por el cine y esta forma de expresión me ha dado la vida más extraordinaria, no sé qué sería de mí sin ella”, dijo al recibir la estatuilla.
Su primer premio de la Academia sigue a meses de polémica sobre este aclamado filme enfocado en el origen del archienemigo de Batman, y que avivó temores en Estados Unidos por la posibilidad de que incitara a la violencia.
Phoenix es sobre todo conocido por haber encarnado a Johnny Cash en «En la cuerda floja» (2005), y brillar como enemigo de Russell Crowe en «Gladiador» (2000), papeles por los que estuvo nominado al Oscar, así como por «The Master», donde interpretó a un veterano de guerra que cae en un culto religioso.
Para el papel del demacrado Arthur Fleck, el Joker, Phoenix perdió más de 20 kilos, «una de las mayores experiencias de mi carrera».
“Parecía que no tenía límites la forma como podía interpretar el personaje y lo que se podía hacer con él. No parecía que hubiera ninguna regla”, dijo en una oportunidad.
“En deuda”
Nacido el 28 de octubre en 1974 en Puerto Rico, Joaquin es el tercero de cinco hijos de una familia «hippie» adepta a la secta de los «hijos de Dios», que acabó instalándose en Los Ángeles después de pasar por Venezuela y otras ciudades estadounidenses.
A principios de los años 1980, él y uno de sus hermanos mayores, River, son contratados para dos telefilmes. Joaquin desempeña su primer papel en el cine en «Spacecamp», y más tarde en la comedia «Dulce hogar ¡a veces!», de Ron Howard.
Pero el actor es menos exitoso que su hermano, que protagoniza «Mi Idaho privado», de Gus Van Sant, tras haber encarnado al joven Indiana Jones en «La última cruzada».
En 1993, River muere de una sobredosis. La llamada desesperada de Joaquin, entonces de 19 años, al hospital es vendida a la prensa, que la difunde sin pausa. Traumatizado, el joven actor se ausenta de los estudios durante dos años.
Pero Joaquin, que recientemente dijo estar «en deuda» con su hermano por haberle dicho que se hiciera actor, regresa junto a Nicole Kidman en «Todo por un sueño», de Gus Van Sant.
Destaca a partir de entonces en roles de personajes sombríos: villano en «Giro al infierno», de Oliver Stone, gestor de un sex-shop en «Asesinato en 8 mm» de Joel Schumacher, y emperador romano en «Gladiador», que le vale su primera nominación a los Óscar.
El mismo año, rodará por primera vez bajo la dirección de James Gray en «La otra cara del crimen», antes de participar en «La noche es nuestra», «El sueño de Ellis» y «Sueños de libertad».
La consagración
La consagración llega en 2005 cuando este actor corpulento, de ojos claros y cabello oscuro, con una cicatriz en el labio superior, encarna al músico Johnny Cash, desaparecido en 2003 a los 71 años.
Para el rol, Phoenix aprende a tocar la guitarra y a cantar. El esfuerzo le es retribuido: gana un Globo de Oro y un Grammy por su interpretación.
En la cima de su carrera, anuncia que deja el cine y se lanza al hip-hop. Durante dos años, la prensa hablará de su descenso a los infiernos, con conciertos catastróficos y excesos de todo tipo. Pero en realidad, Phoenix está filmando en secreto un falso documental («I’m still here», 2010) sobre él mismo, bajo la dirección de su cuñado Casey Affleck.
El filme es acogido con frialdad, pero eso no impedirá que cineastas como Spike Jonze y Woody Allen cuenten con él para sus películas.
En 2012, ganó el premio de interpretación en la Mostra de Venecia por su papel en «The Master», de Paul Thomas Anderson, conjuntamente con Philip Seymour Hoffman, quien confió que Phoenix le «daba miedo, algo que es bueno».