Dr. Crisanto Gregorio León
El honor de la Abogacía es indivisible; la dignidad y el decoro han de
caracterizar siempre la actuación del Abogado. Lesiona el patrimonio moral de
todo gremio, el Abogado que incurra en una acción indigna.
Artículo 5 del Código de Ética Profesional del Abogado Venezolano.
En las Glorias de María de San Alfonso María de Ligorio; se narra en las crónicas de los padres Capuchinos que había en Venecia un célebre abogado quien con fraudes y malas artes, se había enriquecido, por lo que vivía en grave pecado mortal. No tenía de bueno más que recitar diariamente una oración a la Virgen. Y esta pequeña devoción le libró de la muerte eterna por la misericordia de María Santísima. Veamos cómo: Para fortuna del abogado, se hizo amigo de fray Mateo de Basso, y tanto le rogó al padre que fuera a comer a su casa, que un día por fin éste le complació. Ya en casa le dijo el abogado: “Ahora, padre, le voy a mostrar algo que no habrá visto jamás. Tengo una mona admirable que me sirve como un criado; lava los platos, me sirve a la mesa, me abre la puerta…” “Cuidado, le respondió el padre, no sea que la mona sea algo muy distinto… Que la traigan aquí”, dijo fray Mateo. La llaman y la vuelven a llamar; la siguen buscando por todas partes, y la mona no aparece. Al fin la encuentran escondida bajo un camastro en el sótano, pero la mona se resistía a salir. “Vamos a donde está”, decide el religioso; y juntos fray Mateo y el abogado bajaron a donde se encontraba la mona. El religioso le grita: “Bestia infernal, sal de ahí, y de parte de Dios te mando que nos digas quién eres”. Y, he aquí que la mona respondió que era Satanás, que estaba aguardando el día en que aquel pecador dejara su acostumbrada oración a la Madre de Dios, porque en cuanto la dejase, tenía autorización de Dios para ahogarlo y llevárselo consigo al infierno. Ante semejante declaración, el aterrado abogado se postró a los pies del siervo de Dios, pidiéndole su ayuda. Fray Mateo le animó y le ordenó al demonio que saliera de aquella casa sin hacer daño. “Sólo te doy licencia, para dejar un hueco en la pared, en señal de haberte marchado”. Apenas fray Mateo le dijo esto, se abrió con gran estruendo un boquete en el muro que en mucho tiempo por más que lo intentaron, no permitió Dios que lo pudieran tapar, hasta que, por consejo del siervo de Dios, pudieron taparlo poniéndole una placa de mármol con la escultura de un ángel. El abogado convertido, es de esperar que persevere hasta la muerte en su nueva vida. ¡Cuida tu alma colega abogado, no vaya a ser que por tus actuaciones fraudulentas y de malas artes, Satanás esté esperando por ti!.
La conducta privada del Abogado se ajustará a las reglas del honor, de
la dignidad y de la delicadeza propia del hombre honesto.
Artículo 6 del Código de Ética Profesional del Abogado Venezolano.
crisantogleon@gmail.com