«Más vale ser vencido diciendo la verdad que triunfar por la mentira».
Mahatma Gandhi
No entender, comprender o no tener ideas claras del momento político dejándose llevar por la pasión, radicalismo o el fanatismo es algo grave, muy peligroso. Me alegra ver que cada día cientos de miles de venezolanos continúan sumándose a la construcción del cambio en pueblos, caseríos o ciudades adonde María Corina Machado lleva ese mensaje, pero preocupa su insistencia, terquedad y obstinación de seguir diciendo que ¿cuándo yo sea presidente? si es sabido que eso confunde cuando el candidato es Edmundo González Urrutia.
No está en mi ánimo criticar o polemizar con nadie dispuesto a convertirme en receptáculo de ataques, agresiones y ofensas que no creo merecer en mi derecho a opinar, sobre un tema delicado que, además, le preocupa también a electores y dirigentes políticos que no terminan de entender esa contradicción. El tema tampoco es misógino como dirán algunos.
En Apure, solo hace días, María Corina Machado volvió a repetir ese deseo que «cuándo sea Presidente» ojalá no termine por confundir a muchos. La gente consciente cree que si bien son más las cosas buenas que deben unir a los opositores, consideran que María Corina Machado debe ser más humilde, modesta, sencilla y moderada en su misión de ser la gran electora de la oposición venezolana. Su limpia victoria en las Primarias de 2023 no le otorgó una especie de patente de Corso.
No olvidemos que no es de ahora sino desde hace tiempo que su intolerancia contra figuras, dirigentes o partidos políticos, no es cuestión que disimule, finja o disfrace aún cuando «si existe una excepción, debe existir una regla para la que se aplica dicha excepción». No está lejano el recuerdo aún fresco de lo sucedido durante el proceso de inscripción ante el CNE del candidato (a) opositor.
Su aporte es inmenso, grandioso, quizá histórico en el despertar de la gente. En el crecimiento del entusiasmo y en el deseo de salir a sufragar el 28 de julio, cuando la votación en favor de Edmundo González Urrutia, no es descartable que supere a la de los expresidentes Carlos Andrés Pérez (1973/1988) y Hugo Chávez Frías (1998).
Sin embargo, su apasionado estilo de tratar de dominar la totalidad de la escena política opositora, muy a pesar que lo nieguen sus cercanos de Vente Venezuela o algunos «dirigentes» carentes de luz propia, es observada por la gente como nada conveniente, porque ese tipo de actitud oscurece, desluce, opaca y minimiza el papel más protagónico que debe tener el candidato Edmundo González Urrutia.
Es cierto, es una verdad que nadie, salvo el terror que provocó en el gobierno de Miraflores una candidatura de María Corina Machado que le fue eliminada, ella tiene un legítimo derecho, deseo, aspiración y ganas de llegar a ser Presidente de la República en algún momento de nuestra vida republicana. Ese momento no es ahora ni expresarlo es honesto decirlo.
En su activismo de calle vimos a María Corina Machado la semana pasada recorriendo los principales centros urbanos del estado Apure, asimismo en Amazonas, donde su presencia echó por tierra esa especie de mito, leyenda o en boca de un llanero, cuentos de camino, en relación con que esas regiones y la mayoría del territorio de nuestro país es de dominio oficialista.
La gente se volcó a las calles emocionada, contenta y feliz. Las redes sociales permitieron observar el desbordamiento de verdaderos ríos de personas, pero también ser testigos de la cobardía oficial cuando arremete contra humildes propietarios de negocios o estancias donde llegue, descanse o se alimente la dirigente opositora y su comitiva como lo vio el país en Apure, donde el Seniat clausuró una venta de frituras.
Esa no es la mejor señal de un gobierno que sabe que el deseo de cambio no es una utopía, fantasía o ilusión de los venezolanos.
En cualquier región del país la debilidad de un Estado cansado, agotado y disminuido por el desgaste de 25 años en el poder es la mejor explicación de esas conductas desesperadas como las vistas y todavía por verse.
El adversario es uno muy fuerte. Nada subestimable. Tiene poder de maniobra «legales» y no muy legales. Posee a su orden el poder del Estado. Está disponiendo de mucho dinero, claro, no afectado por las sanciones gringas. Tiene al TSJ desde donde puede esperarse una decisión contra la tarjeta de la Unidad, la de la manito. Eso está por verse. Su peor activo es tener un saldo negativo en confianza, credibilidad y seguidores.
De allí que no sólo las otras tarjetas de Un Nuevo Tiempo, UNT y del Movimiento Por Venezuela, MPV, no solo deben ser promovidas por esos partidos para votar por Edmundo González Urrutia. La Plataforma Unitaria Democrática, PUD, integrada por el resto de los partidos opositores, deben echarselas al hombro en sus contactos cara a cara y en las redes sociales.
El esfuerzo físico que María Corina Machado hace por Venezuela, por sus hijos, su gente dentro o fuera del país, no tiene un valor sentimental o económico cuantificable. Ella es una valiente mujer de esta tierra que la historia le asignará un buen sitial.
El culto a la personalidad es dañino en cualquier época y sociedad. «Supongo que ya todos saben quien es la mujer más importante de la historia de Venezuela, sin posibilidad de comparación. Si, de la historia de Venezuela», asegura el historiador Elías Pino Iturrieta. ¿Y usted qué opina?. ¡Amanecerá y Veremos!
José Aranguibel Carrasco
CNP-5003
Ilustración: Feyo
Martes 28/5/2024