Por Luis Fuenmayor Toro
Hemos señalado en artículos de prensa recientes, así como en nuestros últimos programas de opinión en radio y televisión, que nos preocupa la incógnita que significa para el candidato opositor Edmundo González Urrutia, el apoyo y la cercanía de María Corina Machado y su partido Vente Venezuela. Y no se trata de ninguna animadversión hacia la lideresa principal de la oposición venezolana, ni nada que niegue sus virtudes y atributos que, como todo ser humano exitoso, tiene que tener. Se trata de una diferencia clara que tenemos con la política que despliega, así como con sus procedimientos sectarios y supremacistas, que nos hacen dudar de que su proximidad al poder, acerque el escenario político social venezolano a la paz, la tranquilidad, el reencuentro y la concordia, que la inmensa mayoría deseamos. Su discurso, sus declaraciones, sus opiniones, sus arengas, así como los de sus fieros seguidores, parecieran claramente significar que el odio y la persecución se potenciarán y los enfrentamientos y las luchas no sólo continuarán, sino que incluso se agravarían.
EGU no nos ha convencido de su independencia frente a María Corina. No estamos seguros que políticamente sean personas diferentes, y que no estemos en realidad ante su alter ego, por lo que ella va a ser quien mande si él es electo Presidente de la República. Y entiendo que a los usuales exaltados y enloquecidos fanáticos de la lideresa les parezca muy normal que así sea, pero a otros venezolanos no nos parece y tenemos legítimo derecho a combatirlo. Quien quiera estar con María Corina y con EGU está en todo su derecho, y quienes no quieran estarlo y decidan enfrentarlos, también están en todo su derecho, sin que puedan ser considerados como innobles ni mucho menos como delincuentes. Es curioso cómo se arremete contra Diosdado Cabello, por los contenidos sectarios, ofensivos y burlistas, de su programa “Con el mazo dando”, y al mismo tiempo se tenga una actitud idéntica a la del militar pesuvista, que hasta llama sin empacho ninguno al exterminio de la “ideología” chavecista, del socialismo, del PSUV y de quienes hoy se digan sus representantes o seguidores. ¡Inaudito!
Las incongruencias e incoherencias de ese sector opositor los lleva a afirmar que hoy están en la ruta electoral, pero al mismo tiempo tener un discurso agresivo, amenazante, vengativo y claramente violento, mientras se desgañitan exigiendo el cumplimiento de los acuerdos de Barbados. Se llaman demócratas y aseguran estar en la ruta electoral, pero siguen apoyando a ese esperpento estructural, derivado del interinado desaparecido, que se llama “asamblea nacional legítima”, integrada por un puñado de personas que dejaron de ser diputados en 2020, pero que actúan como tales desde el exterior, cobran en divisas y administran formalmente los activos venezolanos en el extranjero, así como los fondos nacionales secuestrados por el tesoro estadounidense en la banca internacional. Exigen al gobierno que cumpla los acuerdos, pero ellos apoyan también a ese grupúsculo de ex magistrados que, desde Colombia, se hacen llamar tribunal supremo legítimo, cuando ni siquiera tienen un número de integrantes que pueda constituir una de las salas del TSJ de Dos Pilitas.
Y lo más sorprendente es que el gobierno permita una situación de naturaleza tan aberrante como la descrita y no haya hecho nada útil para acabar con la misma, ni en sus negociaciones con el Departamento de Estado, ni en las que lleva adelante con los partidos de la PUD. O no ha negociado algo importantísimo o ha sido derrotado en esa negociación por el imperio y por la oposición extremista, hoy disfrazada de democrática y electoral. Así como EGU dijo no estar de acuerdo con las sanciones, desmarcándose de quienes han centrado su política en este tipo de medidas anti nacionales: María Corina, López, Ledezma, Borges, Guaidó, le pediría que se pronuncie cuanto antes en relación con esos diputados farsantes, que dicen constituir una asamblea nacional legítima, cuando sus períodos finalizaron hace más de 4 años. ¿Qué opina EGU de su existencia y de que sigan manejando los activos de Venezuela y fondos financieros nacionales secuestrados en el extranjero? ¿Qué opinión le merecen quienes se hacen pasar por magistrados de un tribunal supremo de justicia que despacha desde Colombia?
Y sobre el vigente “Estatuto de la transición”, aprobado por la Asamblea Nacional de Guaidó: ¿Cuál es su opinión? Este instrumento sigue vigente y sigue siendo utilizado por sectores derivados del interinato, pese a que dicen encontrarse hoy en la ruta electoral. Tenemos que exigirle a EGU éstas y muchas otras respuestas como candidato presidencial que es, pero lo dejaremos por el momento hasta aquí, en el entendido de que ser transparente en los casos señalados contribuiría mucho a despejar las incógnitas alrededor de su candidatura y le abriría otras opciones de apoyo. Debería también, a la brevedad posible, efectuarle una proposición clara al gobierno que despeje las dudas sobre la no persecución de sus funcionarios por motivaciones políticas ni de retaliación. ¿Qué espera para ello? ¿Va a permitir que el gobierno, ante la ausencia de acuerdos, utilice al TSJ para inhabilitar la tarjeta de la PUD? ¿Por qué no pide desde ya en forma pública el inicio de negociaciones directas con Maduro, de manera de garantizar el mejor clima electoral y poselectoral posible? Hay propuestas muy serias, completamente elaboradas en la dirección señalada por los presidentes Petro y Lula. ¿Por qué la espera, entonces?