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Sostener salarios de hambre, y descartar la recuperación del Consumo Interno y el Mercado Nacional como vías para superar la desnutrición, y reactivar al sector pecuario; es contrario al interés nacional, y atenta contra la salud de la población.

Sin abstraernos del protuberante retroceso nacional, y a propósito de la exportación de carne que se propone, es oportuno llamar la atención sobre el país que nos queda. Encaminarlo en aras del interés nacional, requiere algo más que desplantes efectistas.

Vivimos una singular realidad:

  1. El salario mínimo no alcanza para comprar un (1) kg de carne vacuna,
  2. Su consumo, versus el de ayer, se rebajó en un 70%,
  3. En el campo fueron despojadas más de 5.000.000 de hectáreas, y entre otras cosas,
  4. El rebaño bovino de hoy es la mitad del que deberíamos tener.
  5. Las menguas de la infraestructura para producir, son tantas como las mermas del país que tenemos,
  6. Tal debacle, y sus consecuencias en la oferta doméstica de la carne, fué camuflado, o se percibe menos, por el derrumbe del poder adquisitivo, y por la acentuada migración (20%); motivo por el cual su disminuida producción cubre la demanda, y se dice –dirigencia pecuaria y gobierno nacional– que hay potencial para exportar.
  7. Hoy la carne consumida por tres venezolanos es la que ayer alimentaba a uno. De recuperarse el consumo faltará ganado para abastecernos,
  8. Para exportar carne, y otros productos de origen animal, nos ataja el hecho de que no somos un país libre de Fiebre Aftosa,
  9. En tal sentido el aparato gubernamental, urgido por mejorar su imágen e ingresar al reducido club de países exportadores, acepta en esta ocasión que organismos multilaterales (PANAFTOSA) se entrometan en los asuntos de un país soberano, y que privados se ocupen de hacer la tarea.

Con fanfarria y de Feria en Feria el Estado pregona –en escenarios esplendorosos, muy alejados de la realidad nacional–, que cuenta con UNA POTENCIA MÁS: el campo y su capacidad para exportar carne. Mientras tanto en Delta Amacuro la precariedad del Sistema de Protección de Inundaciones atenta contra la población, y arriesga la consolidación de la «POTENCIA» local.

Se plantea reactivar al sector pecuario con los ingresos que provengan de las futuras exportaciones, y NO SE OCUPAN DE RECUPERAR LA CASI AUSENCIA DEL PODER ADQUISITIVO, de manera que LA GENTE COMA CARNE COMO ANTES, SUPERE LA DESNUTRICIÓN CRÓNICA QUE PADECE, Y A SU VEZ SE GENEREN LOS RECURSOS PARA ACTIVAR AL SECTOR PECUARIO.

El más elemental sentido común aconseja incrementar la demanda interna la cual, además de nutrir a la población, generaría los recursos que se persiguen con la citada exportación; pero, de espaldas al país sostienen y proclaman que, con librarnos de la Fiebre Aftosa obtendríamos el preciado galardón de acceder sin trabas al mercado mundial de la carne, y a su vez el milagro –dólares–, que reactivaría al vapuleado sector pecuario.

Finalmente, dar la espalda a realidades según las cuales el venezolano hoy ingiere apenas un tercio (⅓) de la proteína roja que consumía ayer; donde la desnutrición hace estragos en un 65% de la población infantil (Cáritas, 2022); donde venezolanos, en números nunca vistos, escarban hoy la basura, etc., etc; y descartar la recuperación del Consumo Interno y el Mercado Nacional como vías para mitigar los estragos que asolan a la nación, y reactivar al sector pecuario,… ES INHUMANO Y ATENTA CONTRA LA SALUD NACIONAL.

MV. Rogelio Rodríguez Rodulfo.

Delta Amacuro, mayo 2024.

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