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Nadie sabe cómo ocurrió, ni por qué. Orlando Moreno se dio a conocer hace varios años cuando no le conocían y le puso el corazón a una huelga de hambre en Maturín. Pasó muchos días en una carpa de la plaza Rómulo Gallegos de esa ciudad y era incríble que ese «muchacho» pasara tantos días de ayuno por una causa política.

Orlando se fue preparando como defensor de causas difíciles, como abogado de personas que vieron vulnerados sus derechos fundamentales.

El no ha ocupado cargos públicos, nadie puede señalarlo por una causa de corrupción.

Se convirtió con el paso del tiempo, en una pieza dura en el tablero del ajedrez político deltano. y en el juego de Maria Corina Machado.

Aunque tiene sus detractores, también es cierto que ha sido especie de Delfín, sólido en la jugada de «Hasta el final».

No se sabe si el oficialismo está jugando en ese mismo tablero pensando en las elecciones de 2025 de alcaldes y gobernadores. Sea como sea jugará sentado en la banqueta hasta que llegue su turno al bate. Él mismo fue uno de los sorprendidos con la medida, inclusive algunos que se frotan las manos por verlo fuera como candidato para el año que viene.

Reaccionó ante la imposibilidad de ejercer sus derechos políticos y se comprometió a seguir alzando la voz. Anunció que su lucha es pacífica.

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