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 Es lo que nos informa de una sola vez, de entrada, el Dr. Abraham Gómez, estudioso por más de 45 años, quien no ha abandonado en ningún momento este asunto tan peleado en la Corte Internacional de Justicia; a pesar de algunas críticas de personas que dicen que luego del referendo consultivo del pasado mes de diciembre, un sector del oficialismo enmudeció, no se pronuncia, no declaran al respecto. Hay una especie de quietud, demasiada pasividad, diría yo. Ese hecho es preocupante, porque la opinión pública venezolana debe conocer – hasta donde se permita informar—qué se viene adelantando para defender ese territorio que nos quitaron. En ese sentido, nos declara Gómez, en su condición de miembro del Instituto de Estudios fronterizos de Venezuela y asesor de la Fundación Venezuela Esequiba.

Mercedes Marín:  sabes que nos preocupa, que muy poco se ha dicho qué más viene, luego de la presencia de una delegación de nuestro país, el pasado lunes ocho de abril, en ese tribunal de La Haya, para entregar unos documentos.

Abraham Gómez: Cierto. Porque debería ser todo lo contrario a lo que observamos con perplejidad lo que se ha trazado el gobierno sobre este delicado caso, que concita a la nación entera, dado su carácter de Asunto de Estado. Le han echado una especie de manto de silencio; que no conviene de ninguna manera. A la gente hay que mantenerla al tanto de los pasos que se están dando para la lograr la restitución de esa extensión territorial por la vía jurisdiccional.

M.M: Sin embargo, en otras ocasiones, usted nos ha dicho que no todo se puede dar a conocer

A.G: Efectivamente, Mercedes. Hay elementos muy concretos que constituyen la estrategia medular de cómo nos vamos a comportar en el Proceso judicial. Por supuesto, tales trayectos no se develan por anticipado; porque le entregaríamos, a la contraparte nuestros elementos tácticos y las metodologías para presentar las pruebas y alegar cuando corresponda.

M.M: Ese procedimiento se ve como muy largo en el tiempo. Hay personas que nos comentan, que se les pasará la vida, y no verán que Venezuela, definitivamente, alcance su propósito de reivindicación en esa zona que se ha venido reclamando, por más de un siglo.

A.G: Ayer, precisamente, se celebró en Georgetown una reunión de urgencia del gabinete especial, para este litigio, que lo preside el excanciller Carl Greenidge, Agente de ellos ante la Corte; por cuanto, según han recibido, extraoficial, la notificación de que muy pronto, el Alto Tribunal llamará a las partes concernidas a la segunda fase que es la presentación de pruebas. Verse, cara a cara, para exponer qué tiene uno y qué tiene otro para decir que la Guayana Esequiba le corresponde.

M.M: Y nosotros, ¿cómo estamos para cuando se dé ese evento? ¿Tenemos las pruebas suficientes para demostrar que el Esequibo siempre ha sido de nuestra Nación?

A.G: Completamente. En la fase de pruebas, es donde Venezuela se va a lucir. Poseemos los justos títulos traslaticios que fundamentan la absoluta propiedad de Venezuela sobre los 159.500 km2, que nos arrebataron, con vileza y alevosía.

M.M: por ejemplo, Abraham, ¿qué presentaríamos para que la Corte pueda evaluar que, en verdad, toda esa área y su proyección hacia el mar nos pertenecen?

A.G: Desde la creación de la Capitanía General de Venezuela, por Carlos III, rey de España, el 8 de septiembre de 1777, con la denominada Real Cédula, que es como decir, nuestra partida de nacimiento; agreguemos allí, el Tratado de Paz y Amistad entre España y Venezuela, el 30 de marzo de 1845, donde nos reconoce la independencia y la extensión territorial que poseíamos antes de las gestas dl 19 de abril de 1810. Súmese, además, los Tratados con el Reino Unido de 1850 (que jamás respetaron). Con Brasil suscribimos, en el año 1859 el denominado tratado por cuencas. Por si fuera poco, toda la cartografía analizada, hasta ahora, desde 1775, da cuenta que el costado este de Venezuela siempre ha sido considerado la mitad del río Esequibo.

M.M: ¿Es decir, que iríamos seguros, apertrechados con pruebas?

A.G: Con plena seguridad. Sin nada que temer. Si la Corte lleva el Proceso en justo derecho, la sentencia, para cuando la dicte el honorable jurado, tiene que favorecernos.

M.M: Y la delegación guyanesa, ¿en qué se basa para ir a una controversia de ese calibre?

A.G: En lo único en lo cual ellos insisten es que le reconozcan como válido y vinculante el adefesio llamado laudo arbitral de París, suscrito el 3 de octubre de 1899, que quedó rechazado, por nulo e írrito, una vez que se suscribió el Acuerdo de Ginebra el 17 de febrero de 1966, donde admitieron la tratativa tramposa que nos perpetraron. El Acuerdo de Ginebra es el único documento con pleno vigor jurídico para encarar un juicio, por ante el Alto Tribunal de La Haya.

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