A pesar de haber sido designada por el gobierno nacional como una zona económica especial, los neoespartanos no terminan de recuperar el entusiasmo de ver repletos tantos lugares hermosos que tiene la isla de Margarita como se le conoce.
Empresarios y emprendedores que siguen apostando por Nueva Esparta ven frustrado el esfuerzo porque cuando el turista tan anhelado se enfrenta al precio de la boletería aérea o marítima decide por otros destinos.
El estado no solo posee paisajes de ensueño sino también las potencialidades que no terminan de explotar si se compara con lugares dentro y fuera del país. Por nombrar algunos como Cartagena, o cualquier otra ciudad de Colombia donde un boleto interno puede costar 20 o 30 dólares solo la ida mientras aquí en Venezuela un boleto podría costar hasta cuatro veces ese monto.
Los habitantes de Nueva Esparta añoran ver repletos los lugares preparados para el turismo porque además de contar con los servicios y de estar a la altura de otras ciudades del mundo en su atractivo se generarían fuentes de trabajo que tanto requiere este estado. Para ver cristalizada esta posibilidad los entes gubernamentales, cámaras de comercio y turismo, deben revisar los impuestos u obligaciones arancelarias que muestren el atractivo de invertir en la isla.