Compartir

Desde hace un año la organización Médicos Sin Fronteras brinda atención a las comunidades aisladas de Delta Amacuro, en el oriente de Venezuela, un trabajo que realizan con el apoyo de las autoridades regionales.

En un boletín de prensa detallan los desafíos que enfrentan para llevar asistencia médica primaria a comunidades que viven en los bordes del río Orinoco, en una extensión de 40 mil kilómetros cuadrados donde habitan las poblaciones indígenas de esa entidad.

El camino es sólo fluvial y toma horas trasladarse de un lugar a otro. Para llegar a los sitios donde se brinda atención médica, los equipos deben navegar con lanchas de motor al menos seis horas; mientras que para llegar a los centros de salud, los pacientes deben remar en sus canoas, durante horas o días enteros.

En la labor de Médicos Sin Fronteras han detectado que los indígenas padecen de enfermedades que con atención médica a tiempo pueden prevenirse. Destacan entre ellas, diarreas, parasitosis, infecciones respiratorias, afecciones de la piel y desnutrición. También hay casos de malaria y han detectado la falta de control pre y posnatal en las mujeres.

“Las dificultades para cubrir con personal médico estos lugares remotos y la falta de suministros y medicamentos también contribuyen a los desafíos para obtener una atención médica adecuada y de calidad”, asegura Carlos Domínguez, Coordinador de MSF en Delta Amacuro, en declaraciones que brindaron en su nota de prensa.

Una promotora de salud de MSF utiliza carteles con dibujos para romper la barrera del idioma y comunicar a la comunidad warao la importancia de lavarse las manos para prevenir enfermedades.

Dos puntos de atención médica

Como parte de las labores de la organización humanitaria, en el municipio Díaz colocaron dos puntos de atención médica. El primero de ellos en la comunidad de San Francisco de Guayo y otro en la comunidad de Nabasanuka.

En ambos sitios cuentan con médicos, enfermeros, farmacéuticos, especialistas en agua y saneamiento, logistas y promotores de salud que se trasladan cada mes hasta la zona, para permanecer allí durante tres semanas brindando atención médica primaria a alrededor de 70 pacientes al día.

“A través de la información y la sensibilización, es posible aumentar la conciencia sobre prácticas saludables, higiene adecuada y prevención de enfermedades, sin dejar a un lado las tradiciones propias de la comunidad”, añade Domínguez. Esto no solo tiene un impacto directo en la salud de las personas, sino que también fomenta el empoderamiento comunitario y un enfoque proactivo hacia la salud.

El trabajo de atención primaria que se lleva a cabo en estas comunidades indígenas aisladas es un testimonio de la importancia de proporcionar servicios médicos básicos a todos, independientemente de su ubicación geográfica o sus circunstancias. La atención médica es un derecho fundamental de cada individuo, que debe cumplirse incluso en las regiones más remotas y desfavorecidas.

NOTA DE PRENSA

Deja un comentario