Dr. Crisanto Gregorio León
Muchas personas creen que
cuando han superado un error
ya no necesitan volver a enmendarlo..
– Marie von Ebner-Eschenbach .
Toya es la gran “amiga” de Chabela, la asistente de Séptimo el coronel psicópata por la propia sugerencia de la etílica, cuando ella cambió esas funciones para apoderarse de otras corruptelas que le dejan rollos de billetes verdes. Pero Toya la ha sustituido en casi todo. Según el coronel Toya es “quedadita” y le sirve como muñeca de silicón en su diversión. El utilitarismo de Toya, alcanza la sincronía sexual, comenta entre sus “monos jalabolas” el coronel psicópata. ¿Estará fanfarroneando el coronel? Es un canalla este malnacido coronel psicópata.
Un amor puro que no se origina en la corrupción. Porque el guayabo y el despecho de Séptimo es la etílica. Desde que se enteró que para Chabela solo es su «frinchi», porque su «frao» es el joven fortachón, coetáneo y contemporáneo investigador criminal que sí la toma en serio y con quien ella siente que no está perdiendo el tiempo ni dañando a nadie. El gallardo investigador no le chupa la juventud como lo hace el coronel psicópata, sino más bien por ser ambos de la misma edad, Chabela se siente más alegre y fuera de los efectos perniciosos del gaslighting que le aplica mañosamente el anciano militar. Pudo Séptimo percatarse en alguna encrucijada que al desnudar su personalidad delante de Chabela y dejarse ver tal cual es; entonces ésta joven madre quien funge como su suplemento narcisista por algo más de un lustro, alertada y alarmada por su familia y el sentido común decidió alejarse poco a poco del psicópata. Pero ella no ha alcanzado lo que en psicología llamamos contacto cero, porque aún la psiquis de Chabela le hace malas jugadas y no se logra desprender absoluta y totalmente del dominio del tío negro. Es el control mental o el control que el dólar hace en las conciencias sometidas por la vanidad. El caso es que Chabela recoge sus propios dólares en los negocios ilícitos que controla y gerencia dentro de la institución y está procurando zafarse del influjo dañino de Séptimo el coronel psicópata. Y en escena apareció un kent para salvarla. Solo falta que Chabela se deje salvar de Kent.
En esos reveses que le ha dado últimamente el karma a Séptimo el coronel psicópata, está experimentando el síndrome del encuevamiento y su oficina que aprovecha de cubil licántropo le ha servido para evitarse las miradas y las preguntas incómodas de los funcionarios y usuarios de la institución que están prevenidos del comportamiento trastornado y maléfico del jockey militar. Ha entrado el coronel psicópata en un aletargamiento o en un stand-by, aguardando que la tormenta pase para volver a salir con otros bríos y recibir otros estímulos delictivos. Y está a la expectativa de algo o a la espera de algo y de contextos más corruptos. En ello al psicópata la lengua no le duele y la ha cogido con Toya, quien presencia la entrada y la salida de su oficina de niñitas embaucadas por este sádico experimentado y en eso una de ellas que pareciera ser su nieta, ha tomado el lugar “sexual” de Chabela como su nueva “barragancita” y pronto se graduará de la universidad sin cumplir mayores requisitos porque Séptimo el coronel corrupto ya le consiguió el título fraudulentamente como solo él lo sabe hacer. Desde ahora voy a delinquir como me enseña el coronel psicópata. Así se expresa la nueva adolescente obnubilada por el poder y los dólares que tiene el psicópata producto de la corrupción, pero que ella cree suyos y él la usa y la sodomiza. Aquí no puedo escribirlo, pero imagínense la onomatopeya de un escupitajo en el rostro del sucio pedófilo coronel psicópata conocido como Séptimo. ¿Qué espera “cinco para las doce” para remover al psicópata? ¿O es que “cinco para las doce” no tiene hijas, ni tiene nietas, y sobrinas? Lo que tiene “cinco para las doce” es todo un entramado de criminalidad en el negociado que le dejan las distintas franquicias que integran la red de corrupción que preside.
¿Pero quién es Toya? Ella es del curso de Chabela, estudiaron y se graduaron juntas y aprendieron a sacarle provecho corrupto a las “oportunidades” que brindan los viejos pedófilos. Toya es contemporánea con Chabela y son de ese tipo de amigas que se hablan con la mirada o el pensamiento o que tienen la capacidad recíproca de legeremancia. Está demás decir la buena acogida que tiene Toya en el corazón de Chabela, pero el coronel psicópata está haciendo un barrenado en la relación. Lo que busca Toya es algo que ya consiguió Chabela, que es poder y dinero, así sea corrupto y sucio producto de favores sexuales al psicópata quien a cambio la deja delinquir dentro de la institución y ahora tiene un patrimonio inusitado y en crecimiento, difícil de justificar con su miserable salario de funcionaria pública.
A Toya le parece injusto que Chabela estrene cada día trapos, calzados, joyas y artículos electrónicos y decidió no quedarse atrás. De modo que desde que pudo sigilosa y furtiva se ha ido “metiendo en la pomada”, en ese asunto de las extorsiones y de la complacencia silenciosa a Séptimo el coronel psicópata. Y desde entonces Toya cobrando favores anda emperifollada. Lo que no entienden los que oyen al psicópata decir que Toya es “quedaita”, es que esta habilidosa mujer que a sus espaldas se burla de la tartamudez de su jefe cuando se le pegan los platinos, ta ta ta ta -; desarrolla su vida en la sombra para evitar perder la amistad o hermandad con Chabela, lo que podría afectarla penosamente ante la opinión de muchos y propiciaría su salida del corral de la gallinas de los huevos de dólares. La aparente prudencia de Toya, es una estratagema para mantenerse de bajo perfil en la cresta de la corrupción.
El psicópata anhela la presencia proactiva de Chabela en su vida y en el negocio de corrupción institucional por varias razones estratégicas. Porque la etílica conoce todos los vericuetos de la corrupción intra y extra muros que se maneja en la institución. Ella ha aprendido bastante en cuestiones de extorsiones y de coimas, superando al psicópata en la gestión de la corrupción y se ha convertido en su bastón. Porque en tiempos de barraganías ella se ha codeado con los involucrados en el proceso de hacer títulos valores estafa, y tiene la experticia delictiva para forjarlos; por lo que es un referente de contacto “en apariencia seguro” y sabe demasiado de la red que preside “cinco para las doce”- . Aunque como cordobés que es, Séptimo el coronel psicópata siempre tiene a la mano al depuesto rey oriundo de río negro su parcero colombiano -; su Popeye, su Jhon Jairo Velázquez, si hacemos el parangón con el mayor capo de la droga Pablo Escobar.
Pero además Isabel es una fuga de información y la grieta en el hermetismo que a Séptimo le concierne mantener. Otra razón es que Chabela se le ha revelado y el psicópata coronel no tolera alzamientos a sus ínfulas y siente que ha perdido poder y el timón y direccionamiento de su choza de la criminalidad encubierta. Porque justamente ahora en todos los puntos clave le permitió a Chabela colocar a mujeres de la confianza de ella y que le rinden cuentas a ella y le guardan fidelidad a ella. La decisión inteligente de Chabela de escapársele, le ha repercutido al psicópata, quedarse sin “sirvienta”, ya que si a ver vamos, Chabela también funge de mandadera. Y siendo Séptimo por efecto de su voyeurismo auditivo, un chismoso como una comadre, ahora mismo extraña la aliada en la tarea para la cual la etílica tiene talentos para entrometerse en la vida de otros y de crear embrollos. Sin Chabela el psicópata coronel Séptimo, piensa que ha perdido una aliada más inteligente que él. Aunque un aparente despecho invade el alma del coronel Séptimo el psicópata, no es amor sino el aturdimiento de haber perdido a una incondicional, que hay un revés en la administración de la criminalidad, que ha quedado a merced de quien hasta hace 6 años era una desconocida en su vida y ella inteligentemente ha sabido apoderarse de muchos secretos y conoce las grietas por donde destruirlo. Las trampas, los negocios sucios, la confidencias, las cuentas bancarias, los asuntos familiares de su matrimonio, todo el mundo privado y de corrupción está en manos de Chabela. Por lo que ella se puede convertir en el detonador para su caída, ahora en este momento, pero también cuando él ya no sea el jefe máximo de la institución. En el pizarrón mental del psicópata, Toya es una muñeca de Silicón y Chabela es un cabo suelto. Lo “top secret del psicópata está en manos de Chabela” y por eso le tiemblan las piernas a Séptimo, pero no por amor; porque los psicópatas narcisistas solo se aman a sí mismos.
Evocando al abogado ecuatoriano Dr. Marcelo Dotty, al referirse al delito de geronticidio o gerontocidio, que adjetiva acertadamente de depravados, miserables, fascistas, racistas a quienes declaran que los ancianos deben morirse para mejorar las economías mundiales; en nuestro estudio del psicópata lo aplico para referirme al hombre malvado, degenerando, sádico, megalómano, psicópata, narcisista, voyerista, licántropo, criminal en todo orden – en corrupción, extorsión, agresiones sexuales, falsificación de documentos y tres columnas de etcéteras – , que anti lidera la institución, al maldito Séptimo el coronel :” Utilizando una frase gruesa, castiza, que Miguel de Cervantes y Saavedra la menciona tres veces en Don Quijote de la Mancha. Y yo con permiso de Cervantes y la venia de ustedes voy a apelar a mi maravillosa lengua castellana y castiza para expresar el siguiente epílogo, el coronel Séptimo psicópata narcisista es un soberano y miserable hijo de puta”.
«No hay nada que delate mejor
la verdadera índole de las personas
que su actitud hacia el dinero.»
(Gurdjieff)