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Con sólo 12 años, ya la pequeña warao acumula una seguidilla de atentados contra su derecho a la salud, educación, alimentación e identidad.

– ¿Iji kasabamo? ¿De dónde eres?

– Ine Wakajara Yatamo, soy de Wakajara, responde entre risa la niña Betania Urbáez.

Betania, se vino desde su comunidad de origen junto a sus padres y sus 3 hermanitos, dos hembras y un varón, este último de apenas de 2 meses de nacido. Ya tiene un mes viviendo en las adyacencias del paseo malecón Manamo de la ciudad de Tucupita.

“En nuestra comunidad pasamos mucha hambre, hay muchas enfermedades, allá los niños se enferman mucho, a veces se mueren porque no hay medicamentos”. Dijo en su idioma natal, al interrogarla sobre la situación actual de su comunidad.

La niña de 12 años de edad, explicó que, así como en su comunidad, en el paseo también les ha tocado consumir agua directamente del río, expresó además que sus padres son desempleados y no cuentan con empleo. El único ingreso fijo con que cuenta esta familia de 5 personas es el bono de 90 bolívares mensuales que recibe su mamá a través del carnet de la patria.

A su edad aún no sabe leer, ni escribir, no estudia porque en su comunidad no dan clases, además sus padres no tienen los recursos necesarios para comprar cuadernos, lápices ni uniforme escolar. No cuentan con partidas de nacimiento, y ninguno de sus hermanos ha sido presentado.

Nota de Prensa Kapé Kapé

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