“¿Existe el Infierno?. ¿Existe Dios?. ¿Resucitaremos después de la muerte?. Ah, no olvidemos lo más importante: ¿Habrá mujeres allí?.”
Woody Allen
¡Mujeres, mujeres, mujeres!. Qué sería del mundo sin su existencia. Ellas siguen celebrando en el mes que el almanaque les dedica un día especial, una fecha en buena parte del mundo donde han sido, son y continuarán destacándose en su papel de líderes sociales, profesionales, empresariales, académicas, científicas, deportistas o sencillamente amas de casa, madres, abuelas, tías o hermanas que han formado su carácter en la universidalidad de la vida. La mujer, digamos, tiene un sexto sentido. Una intuición muy diferente al hombre que le permite “entender situaciones, cosas, pensamientos o sentimientos y poder tomar decisiones al instante sin la intervención de la mente o la lógica”, llamada también tener una corazonada o un pálpito como dicen ellas. No sólo esa, si no decenas de cualidades las hacen especiales, insprescindibles y necesarias en la vida de los hombres. Son hermosas, bellas y otras seguramente no tan favorecidas o afortunadas por la naturaleza genética, pero no debe decirse nunca, —es imperdonable—, que hay mujer fea, sino quizá sin dinero disponible en estos tiempos duros, difíciles, cuando vemos el avance de la medicina estética y del modernísimo mercado de cremas, pinturas y otros productos no disponibles en épocas de bisabuelas o tatarabuelas que hoy les permiten transformarse en verdaderas mises de la belleza, sean de piel blanca, morenas, más quemaditas, catiras, rubias, delgadas o algo llenitas, altas, medianas o bajitas. Sin embargo, existe una verdad que nos recuerda a los hombres que la belleza de una mujer no está en su exterior, sino que la diferencia la llevan en su corazón, en su alma. En cualquier rincón del mundo, Venezuela o el Zulia, valiosísimas damas han descollado en sus responsabilidades públicas, privadas o en la intimidad de la familia cuando anónimas madres, solteras o no, han cumplido ambos papeles paternales de levantar a su descendencia a fuerza de trabajo y sacrificio. Eso ejemplos son muchos. Son historias verdaderas y hermosas de responsabilidad social y de valores que no deben desaparecer por el bien de la unidad familiar. Claro, no todo es color de rosa por decir una frase necesaria, porque también hay historias penosas, tristes, dolorosas y lamentables del maltrato de género a la mujer en familia, laboralmente o por “leyes” que las discriminan en la sociedad y que vulneran sus derechos humanos. Somos testigos de la criminalidad que golpea a las mujeres en nuestro país y en otras naciones donde la violencia de género enluta hogares y destruye la familia. Duele decirlo, pero aterra leer, enterarse o saber del incremento de casos de feminicidios en nuestro estado u otras regiones del país. En Colombia, México o España las cifras van en aumento. También enterarnos de naciones, entre ellas, Afganistán e Irán, donde las estructuras del poder público —extremo radicalismo religioso— parecieran propias de la vida de la era de las cavernas, ya que en pleno Siglo XXI a las mujeres les es prohibido estudiar, superarse, trabajar o salir de sus hogares sin la compañía masculina. Alguien, que lo explique mejor, que quien esto escribe y diga si es o no verdad que estamos en presencia de un mundo al revés. En el mundo mujeres han dirigido el destino de sus naciones o han estado al lado de un hombre en similar misión. De allí la frase que dice que “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”. Las anteriores o más jóvenes generaciones deberían recordar y saber quién fue Alicia Pietri de Caldera o Menca de Leoni en Venezuela. Más allá de nuestras fronteras, destaca la vida de quien fue Golda Meir de origen ruso-israelí, convertida en la primera mujer en Israel y tercera en el mundo en ser primera ministra de su país.
Indira Gandhi ejerció el cargo de primera ministra de la India, entre 1966 y 1977 y nuevamente desde 1980 hasta su muerte en 1984. Asimismo lo fue Margaret Thatcher, primera ministra del Reino Unido desde 1979 a 1990. Más recientemente en esa posición de poder, Angela Merkel, fue canciller de Alemania desde 2005 a 2021 y, Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz y activista de los derechos humanos y presidenta de Birmania o Myamar, ganó unas elecciones y fue depuesta por una junta militar en 2021 y actualmente cumple arresto domiciliario. En el Zulia la desaparecida criminóloga, Lolita Aniyar de Castro, llegó a ser la primera mujer en dirigir la gobernación del Zulia. Si bien no nació en el Zulia, donde vivió buena parte de su vida, Lía Bermúdez, artistas plástica de destacadas credenciales, llegó a ser una de las tres escultoras venezolanas más importantes de su época. Elsa Antúnez, llamada en su momento la “Gacela del Zulia” es una atleta nacida en el municipio Sucre del Sur del Lago, que aún registra récords en 100, 200 y 400 metros planos en competencias nacionales e internacionales impuestos a finales de los años 60, durante los 70 y comienzos de los 80. Eveling Trejo de Rosales, inscribe su nombre en ser la única mujer que en la historia política de Maracaibo, ha conducido en dos oportunidades la Alcaldía de la segunda ciudad más importante de Venezuela. Otras damas venezolanas, zulianas y marabinas han destacado y brillado con luz propia es espacios sociales, políticos, empresariales, gremiales y docentes que en tiempos no muy lejanos, solo estaban reservados a los hombres, destacando, entre ellas, Isabel Carmona, Aimé Del Nogal, María Queipo, Marlene Antúnez, Dianela Parra, Lilia Boscán de Lombardi, Angelita Pirela, Nora Bracho, Margarita Padrón de Arias, Iraida Villasmil, Zulay Medina, Amaya Briner de Flogio, Carolina Esteba, Marina Anzola del noroeste marabino, mientras que en la COL están Hiulis Rivero y Yuleima Ulacio. La lista es larga y el espacio escaso, pero la reflexión cierta, verdadera y permanente es que en cualquier escenario, lugar o rincón “a la mujer ni con el pétalo de una rosa” .
José Aranguibel Carrasco
CNP/5003
28/3/2023