Texto del artículo: Mariana Souquett Gil
Efecto Cocuyo
Al ser consultados sobre sus fuentes de estrés, la mayoría de los venezolanos ubican a los problemas económicos en el primer lugar, mientras que 9 de cada 10 personas afirman estar preocupadas por la situación del país, reveló el estudio Psicodata Venezuela, elaborado por investigadores de la Escuela de Psicología de la Universidad Católica Andrés Bello (Ucab).
Para la investigación, que buscaba evaluar las características psicosociales de la población, se encuestó a 1.500 personas entre diciembre de 2022 y enero de 2023. Sus resultados muestran que 64,5 % respondió que los problemas económicos son los más estresantes.
Este porcentaje es mayor entre los pobres (68 %), aunque los que se identifican como no pobres (61 %) también reportan estar estresados por esta causa, explicó Adle Hernández, directora de Extensión Social de la Ucab y una de las investigadoras del estudio, este 1 de marzo.
El segundo problema que más tensión o malestar genera en la población es la salud (15 %), aunque en el caso de los jóvenes venezolanos entre 18 y 24 años, los problemas personales ocupan el segundo lugar entre las principales fuentes de estrés.
A nivel general, el tercer problema que más estrés produce en los venezolanos es el personal (8,5 %), seguido de los problemas políticos (7,5 %) y sociales (4,5 %).
En el campo del afecto negativo —un indicador sobre preocupación, tristeza y rabia— se encontró que 90 % de la población siente preocupación por la situación que atraviesa el país y 40 % dice que su ánimo se ha deteriorado por esa situación.
Además, 73 % se entristece al pensar en el futuro del país y el 79 % siente rabia a la situación a la Venezuela llegó como nación.
A pesar de estos hallazgos, 59 % de la población reporta tener ganas de participar en actividades sociales o políticas que impacten en su entorno, con los pobres como el grupo que manifiesta un mayor deseo de participar (77 %).
Pero el estudio también revela un alto nivel de desconfianza en los demás: 81 % de los encuestados considera que no se puede confiar en la mayoría de las personas.
Es un dato muy importante si lo vemos a la luz del capital social, del tejido social. Altos niveles de desconfianza suelen asociarse con tendencia a aceptar prácticas autoritarias de gobierno«, destacó Hernández.
Al no confiar en los demás por creer que cada quien actuará de manera determinada acorde a sus expectativas y deseos propios, las personas creen que el orden tiene que venir de alguna parte, generalmente «de arriba», del poder, añadió Ángel Oropeza, jefe de la Cátedra de Psicología Social de la Ucab y otro de los investigadores del estudio.
En cuanto a la satisfacción personal subjetiva, que representa la valoración que cada quien hace sobre su historia de vida y realización personal, los niveles son más altos entre las personas con mayor nivel educativo y los no pobres.
78 % dice que está contento con cómo han resultado las cosas en su vida, pero 73 % dice que si tuviera la oportunidad de cambiar algo de su vida, lo cambiaría. 31% se siente decepcionado con los logros de su vida.
Malestar psicológico y físico
Las mujeres, las personas de menor nivel educativo y los mayores de 55 años son los grupos poblacionales que presentan mayor malestar físico y psicológico.
20 % de los encuestados respondieron que siempre o casi siempre se han visto afectados por no sentirse bien psicológicamente, y uno de cada cuatro jóvenes entre 18 y 24 años declaran que algunas veces ven limitada su capacidad por no sentirse bien psicológicamente.
Asimismo, 49 % de los encuestados reportaron que han conseguido poco progreso en el logro de sus metas personales. Este porcentaje es mayor entre los pobres (55 %), mientras que 35 % de las personas consideran que no la vale la pena seguir luchando porque son «siempre los vivos los que ganan»
Según Psicodata Venezuela, más de la mitad de la población encuestada (54 %) manifestó dificultad en expresar lo que sienten acerca de las personas.
Hernández explicó que la mayor dificultad en identificación y expresión emocional suele presentarse en mujeres (en comparación con los hombres), personas con menor nivel educativo y población con mayor pobreza multidimensional.
Los jóvenes entre 18 y 24 años y los mayores de 55 años se perciben con menor sentido de control personal.
Familias sobrecargadas e implementación de políticas
¿Pero con qué redes y recursos sociales consideran que cuentan las personas en Venezuela? Según la encuesta, el principal apoyo de los venezolanos es la familia.
El estudio revela que 67 % recurre a su familia cuando tiene algún problema, mientras que el 30 % suele pedir ayuda a sus vecinos. Solo 9 % acude a instituciones sociales, políticas, religiosas o deportivas cuando tiene algún problema a pesar de saber que estas organizaciones tienen presencia en sus comunidades, explicó Hernández.
Según Oropeza, este un hallazgo que evidencia una realidad positiva, que en Venezuela la gente se apoya principalmente en la familia, pero también una negativa, que es que la familia está sobrecargada porque ha asumido funciones de las que debería encargarse el Estado, como garantizar recreación, salud y educación.
La psicología del venezolano es compleja
Los investigadores concluyen que el principal rasgo que destaca entre las características psicológicas de los venezolanos es su «enorme complejidad», pues aunque la psicología del venezolano cuenta con elementos contradictorios, no puede reducirse a etiquetas.
La intención de los investigadores es que los hallazgos de Psicodata Venezuela sirvan para diseñar e implementar programas de formación e intervención en acción social.
Según los resultados del estudio, la respuesta debería centrarse en las mujeres, las personas con menor nivel educativo, los mayores de 65 años, los pobres y los jóvenes entre los 18 y los 24 años.
De acuerdo con Oropeza, es esencial abordar la poca confianza interpersonal, el afecto negativo hacia el país, el estrés excesivo centrado en lo económico, el malestar psicológico y físico, el duelo y las dificultades de identificación y expresión de las emociones, dimensiones que conforman la vulnerabilidad de las personas. Si no se atienden, advierte que la vulnerabilidad puede aumentar.
Pero también llama a reforzar los factores que funcionan como escudo de defensa ante una mayor vulnerabilidad: percepción del bienestar subjetivo, la satisfacción personal con mi propia vida, el apoyo de la familia, el sentido de control personal, los deseos de participación, las habilidades cognitivas y bajos niveles de inadecuación social.
Para evitar que la vulnerabilidad crezca y para reforzar las defensas y los recursos, también es necesario estimular y exigir cambios en la estructura social y política del país, indicó Oropeza.