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Los arboles eran tan altos que era imposible tocar una hoja de sus ramas. Seguramente, pudieran medir veinte o treinta metros. Eran inmensos, gigantescos. Parecían de otro universo. De pronto, una ardilla caminaba suavemente entre sus ramas, muy despacio, y entre las enredaderas lograba cruzar de uno hacia el otro árbol. Era en los barrancos donde yo observaba el lugar a mí alrededor. La mañana estaba nublada, el clima demasiado frío y yo sentado, abrigado, miraba  hacia el cielo, esperando que las horas transcurrieran. Las nubes le daban perspectiva al cielo azul, mientras este cambiaba de colores, la tierra se calentaba con los rayos del sol, que penetraban las enormes nubes. El pasto se secaba aunque no moría. Siempre el clima cambiaba al cerrar los ojos. De pronto en mi pensamiento, una canción muy sonora se desliza con suavidad. Con una melodía instrumental impresionante. A mi mente llegan palabras que se alargan acoplándose cuidadosamente a la rítmica que nació de repente.

(Marzo 2016)

El cuento es un género literario en este caso Emir Balza publica algunos de su autoría a través de este medio digital.

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