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El médico veterinario y productor Rogelio Rodríguez Rodulfo y el ingeniero José González Cabrera manifestaron sus posiciones frentea lasituación del sistema de protección de Tucupita.

Desde hace tiempo vienen manifestando su preocupación por el mantenimiento de dicha estructura y en esta ocasión hacen una reseña de lo que les preocupa.

«Hacemos vida en espacios que le pertenecían al Orinoco y permanecían bajo aguas en tiempo de inundaciones. Las crecientes de los ríos se repiten inexorablemente año tras año, por tanto el Orinoco no ha dejado de recalar y merodear sus predios… De tomarnos desprevenidos «estará con nosotros» y seremos los desplazados… Eso ténganlo por seguro. Los ejemplos sobran».

Los profesionales explican que «El Sistema de Protección de Inundaciones del Delta del Orinoco es una obra del Estado que no escapa al común denominador de casi todas las obras pùblicas: falta de mantenimiento y abandono; con la diferencia que en este caso se trata de una infraestructura que contiene el caudal del caño Manamo (3.600 m3/s),… y ha resistido al embate del Orinoco en 55 ocasiones».

«Ahora cuando se trata del ciudadano y las obras públicas se constata que su actitud es cónsona con la ausencia de querencia y apego por lo nuestro de allí, entre otras cosas, su indolencia y contribución al deterioro de lo público.
La intención del escrito es destacar la actitud de los actores responsables de la considerable mengua de la obra; hacer énfasis sobre el deplorable estado actual de la infraestructura y nuestra precaria situación; exhortar al Estado que cumpla con sus obligaciones y conminar a la ciudadanía a que la cuiden y obren a su favor, dada su crucial importancia».

«Es oportuno señalar que el Proyecto Arrocero en isla Cocüina (2011-2013), el que hasta donde se supo deglutió recursos de la nación por el orden de los $900.000.000 y, como es del conocimiento público, no produce arroz ni genera empleos,… también dependía del Sistema de Diques. Los terrenos destinados para tal fin están enmarcados dentro de las 300.000 Has. «rescatadas» de las inundaciones (1966), es decir antes tal espacio era sumergido por las crecidas anuales del Orinoco. Por tanto el buen juicio y la sensatez dictaban en ese entonces que para garantizar la citada inversión era menester un Sistema de Diques en condiciones óptimas pero, no obstante su precariedad, el Estado Venezolano no tomó esa previsión y decide «invertir» $900.000.000 para la ejecución de «su» fallido Plan. Tal estado de cosas, la precariedad del Sistema, queda en evidencia casi al instante. Durante el apogeo para la «edificación» del citado Proyecto se desploma parte importante de la infraestructura en Boca de Macareo (2012) y, lejos de ser resuelta la falla, la CVG y el Ejecutivo Regional anunciaron que en nueve meses llevarían a cabo un estudio para conocer la situación del Sistema y en lo sucesivo realizar las reparaciones que exigía… Pasaron diez años, y ni estudios ni las reparaciones estructurales requeridas por la obra… Mientras tanto el dique fué rebasado por la creciente del 2018 en el tramo «Los Güires-Los Corronchos», y la destrucción ocasionada por las aguas lejos de ser reparada fue abandonada».

«Hay que destacar además que el Estado hasta ahora ha sido permisivo con el uso y abuso de la infraestructura. Así entre negligencias y «anuencias» tenemos»:
1.- Se hace la «vista gorda» ante la invasión y el establecimiento de viviendas en el área prohibida y reservada a la obra,
2.- «Regulariza» las invasiones con acciones como la prestación de servicios (electricidad, aguas blancas y negras, etc.) a los infractores,
3.- Hace caso omiso a las prácticas agrícolas realizadas en el área prohibida y reservada a la infraestructura, e incluso en sus taludes,
4.-Es Indiferente al deterioro de la obra por maquinarias agrícolas, ganados y el establecimiento de bienechurías por propietarios de fundos, y
5.- Llama poderosamente la atención la ausencia de dos tramos –de unos 300 metros cada uno– anexos al muro de contención, uno a la altura de Coporito y otro hacia el «Desperdicio». Dichas estructuras, conocidas como «espigones», se adentraban perpendicularmente desde el muro hacia el rebalse y fungían como cortacorrientes de las aguas de la creciente.
En fin el muro de contención paso a ser «tierra de nadie» donde casi todos, incluso el Estado, hacen y deshacen».

«A inicios de noviembre del 2021 –tiempo de descenso del río y propicio para trabajar en la obra– nuevamente se alerta públicamente sobre el estado de la infraestructura pero, una vez más, se hace caso omiso…
Transcurren más de cinco meses, se consume el período de descenso del río y cuando el Orinoco tenía casi dos meses de ascenso y escaseaba el tiempo oportuno para trabajar realizan a última hora remiendos y retoques, no reparaciones estructurales, en apenas 7 Km de los 94 que tiene el muro de contención.
Vale destacar que no se trata de cuestiones de forma sino de la refacción estructural del Sistema de Diques y de la Estructura de Control del caudal del caño Manamo, tal y como lo recomendó con carácter de urgencia hace más de veinte años el Ing. Rafael D’ León (CVG, 1998)».

«Hoy el estado del Sistema de Protección de inundaciones genera preocupación, incertidumbre, zozobra, etc., sea por:
1.- Las socavaciones en el «Cierre» puestas en evidencia en el 2006,
2.- El incremento de los niveles de inundación por la sedimentación, «aguas arriba», de los caños Manamo y Macareo,
3.- La significativa pérdida de altura a lo largo de los 94 km del muro de contención,
4.- El apreciable deterioro y pérdidas importantes en su cresta y talúdes,
5.- La mengua significativa de su solidéz por la pérdida de material arrastrado en el tiempo por las filtraciones. Hoy, plagado de brechas, túneles, socavaciones y demás espacios vaciós, es menos macizo y más poroso o hueco.
Lo arriba señalado –consecuencias del abandono y abuso de esa infraestructura por más de 40 años– es lo que nos queda de la obra puesta en servicio hace 56 años, y lo que tenemos a mano para hacerle frente al Orinoco y su comportamiento extraordinario a raíz del Cambio Climático».

«Finalmente la casi AUSENCIA DE ESTADO para proporcionar seguridad a la población ante las inundaciones; la indolencia e irresponsabilidad de los que utilizan la obra como un recurso para la producción; y la apatía e indiferencia de la gran mayoría de los ciudadanos,… nos han deparado esta precariedad».

MV Rogelio Rodríguez Rodulfo / Ingeniero José González Cabrera

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