El doctor Abraham Gómez fue consultado sobre la denominación de “menstruante”, vocablo asignado a la mujer, a partir de una discusión en el Congreso de Chile.
Gómez dijo que a pesar de haberse generado esta situación en el Congreso de ese país, hecho que denominó extraordinario como repugnante, ha repercutido en varios países hispanohablantes.
“Con la instalación de un nuevo gobierno de tendencia izquierdista en Chile, el parlamento de amplia mayoría, favorable al presidente entrante, Gabriel Boric, acaba de aprobar oficialmente ´persona menstruante´ cuando haya que referirse a la mujer. Tan infeliz y vergonzosa escogencia terminológica, nos luce desacertada e impropia”, dijo.
“La aborrecible decisión que contó con 108 votos a favor, 22 en contra y 7 abstenciones, constituye en una verdadera abominación desde todo punto de vista por cuanto es una desconsideración para un ser humano al cual haya que definirlo conceptualmente a partir de una función fisiológica. Así también la determinación que tomaron, que está a punto de constitucionalizarse, resulta injusta socialmente, desconsiderada biológicamente y tramposa lingüísticamente”, aseguró.
“Cada palabra envuelve e induce a pensar y actuar los hechos de exclusión social, tienen incorporados desde las propias formas y desde el mismo instante de construirse el vocablo que hará mención de las cosas. Cada palabra lleva en su interior, una intencionalidad al momento de usarse, para decir o señalar”.
“Sustituir el término mujer por persona menstruante, comporta un vulgar entramado inadmisible que revela una vez más inequidad de género que ha acogotado la mujer a lo largo de la historia. Ya basta de seguir atropellando a la mujer, que ha arrastrado desde siempre, una carga insoportable de desvalorización”.
“Se nos hace insoportable e impertinente en esta época contemporánea, que alguien pueda llegar a pensar que las mujeres son inferiores. No hay el más mínimo argumento serio que avale una aseveración de ese tenor”.
“El presente siglo XXI es el siglo de las mujeres, vamos a permitirnos esa profecía razonable. Ciertamente la presencia de la mujer en los cargos de responsabilidades había sido lenta, pero se ha vuelto indetenible. Admitamos con honestidad que en estos tiempos y en los próximos habrá muchas mujeres en desempeños públicos y privados para orgullo de los seres humanos y de ellas mismas en particular”.