Claudio King, capitán de la comunidad de San Juan de Venamo, en un contacto telefónico desde el Esequibo, alertó que grupos de personas no indígenas, conocidos como “caleteros” siguen invadiendo tierras de la comunidad desde que irrumpieron hace más de 3 años.
Los “caleteros” son personas provenientes de diferentes partes del país y que se han trasladado a los campamentos mineros de la zona del río Venamo, en búsqueda de ingresos económicos mediante la venta de alimentos, insumos, artefactos, etc.
Estas personas se desplazan desde la Troncal 10, en la carretera nacional vía Santa Elena de Uairén-Brasil hasta el Esequibo. De acuerdo al dirigente indígena, los llamados “caleteros” no conocen el respeto a la cultura indígena y las tierras colectivas.
En su trayecto que dura 48 horas de camino por selva y montaña, roban los productos de los conucos familiares, se apoderan de materiales y herramientas de trabajo para la siembra, construyen viviendas rudimentarias en áreas no permitidas, invaden espacios y otros hechos que atentan contra la paz y la tranquilidad de la comunidad.
King agrega que se han encontrado con algunas que transportan sustancias prohibidas, incluso armas de fuego, lo cual representa un riesgo para la comunidad.
La comunidad de San Juan de Venamo pertenece al pueblo akawaio, que cuenta con 600 habitantes, es de las más remotas del municipio Sifontes, a la cual se accede por vía aérea o terrestre, a través de un camino tradicional.
Cuenta con una escuela y un pequeño ambulatorio, ambos autoconstruidos, los cuales funcionan medianamente debido a diversas razones, entre otras por falta de docentes y medicinas.
Michela Larson, madre de 3 niños, en un contacto telefónico vía Whatsapp, indicó que la situación arriba descrita ha sido denunciada ante diferentes entes públicos, sin que hasta ahora se haya atendido debidamente.
Señaló que estos grupos, que la comunidad califica de invasores, han superado en número de personas a los habitantes de la comunidad, lo cual ya está incidiendo negativamente en la seguridad comunitaria y sin que la fuerza pública, en este caso el Ejército, que tiene un puesto de control fronterizo, haya hecho nada para frenar las invasiones y perturbaciones.
PRENSA KAPÉ KAPÉ