M.G.Hernández
Vivimos una época donde la cabeza de los que ya tomamos la curva del otoño/invierno, no puede parar. La mía, semeja una noria incontrolable tratando de comprender lo que pasa, mientras trajino medios para averiguar las palabras que tengo que usar con estas nuevas generaciones en las cuales están incluidos los nietos.
Tengo una opinión de esta ensalada de nuevas reglas que definitivamente tengo que sacar de mis agallas, porque si no, voy a morir de mengua o como el querrequere, pájaro que a mi edad nunca he visto.
Me refiero a la fulana ideología de género que está tomando espacios en los colegios y el mundo, inducida por inmensas cantidades de dinero, de personajes disimulados con propósitos que se adivinan oscuros y no muy ajenos a ideologías políticas o apetitos desajustados inconfesables.
¡Dios! Que sencillo era ayer cuando solo teníamos que nacer para que al descubrir la partera o el obstetra lo que teníamos entre las piernas, escribiera en un papelito “hembra” o “varón”. Bueno, también acontecía al pasar unos años, que algunos atravesaban por la angustia poco comprendida, de enamorarse de personas del mismo sexo; y a escondidas de la sociedad trataban de vivir una vida “diferente”. Aunque esta minoría, que no creo tan “menor”, existe desde que el mundo es mundo y particularmente la defiendo con honor y conciencia. Supongo que ese abecedario que los identifica y que ya no cabe en un renglón, debió quedarse allí, cuando solo tenían 4 letras, lgbt.
Ahora resulta que una magistrada de la corte suprema del país más poderoso del mundo, no sabe explicar lo que es una mujer. Yo, le preguntaría a su señoría: ¿A Ud. la parió su padre? Porque sepa que un transexual, aún hormonado y capado, sigue siendo un hombre biológicamente y eso señora no lo cambia su opinión, ni la opinión de todo un partido. ¡Lo que hace la ambición!
En el principio del siglo XX hubo cambios muy grandes, como todos los que ha habido en la historia, pero ninguno planteó dicotomías insalvables con la filosofía y la ciencia. Ahora, es tiempo de preguntarse que le espera a esos niños que hoy se les dice que no son niñas, pero tampoco niños. Que aprenden que no se nos clasifica por sexo sino por género (ya que ahora, género no tiene nada que ver con el sexo, ya no hay (F) ni (M). Que la ONU, aunque no se crea tiene más de 100 géneros clasificados y todo esto sin base histórica, pues mi investigación ha sido vana. La respuesta es fácil de deducir sin hacer doctorados. A esos niños con la cabeza llena de basura sin lógica ni razón, les espera una vida llena de confusiones que podría finalizar posiblemente en suicidio.
Antes de concluir, quiero dejar claro lo que creo de toda esta marabunta de hormigas negras y peludas. Hay un fin lógico y visible en la movilización de estos enormes capitales y es promover una reducción importante en la población; “pero, es que somos tan tozudamente ignorantes, que no podemos controlar nosotros mismos la natalidad para no llevar la humanidad a un caos insostenible?” Este es el meollo y no, distorsionarles a los niños la biología, ni permitir a las mujeres inconscientes, matar a sus hijos después que ya estén formados.