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“Las oportunidades son como los amaneceres. Si esperas mucho tiempo, los pierdes”.

Juan Miguel Ávalos

En boca cerrada no entran moscas es la mejor recomendación que podemos darle los venezolanos que “aquí estamos” y “aquí seguimos” —como decía el banquero Orlando Castro— a los compatriotas que disparan, unos desde afuera y otros desde adentro, contra las elecciones del 21N argumentando que no hay condiciones para ir a ese proceso, pero acaso el hambre que no distingue edades o tener la más alta inflación del mundo. ¿Es poca cosa? Un mínimo empujoncito es lo que nos separa para llegar al techo del 94 por ciento de pobreza extrema certificada por agencias de la ONU. ¿Eso también es poca cosa? ¿No disponer de servicio de agua potable limpia y cristalina las 24 horas es bien chévere y antiimperialista? No enfermarnos es lo mejor que nos pase para no ir a algún hospital público y morirnos por carencias de toooodo. ¿Caminar a diario más que un atleta olímpico por ausencia de transporte público debemos aceptarlo? ¿Haber tenido récords de tres reconversiones monetarias y en ninguna haber poseído efectivo suficiente en el bolsillo o saber de escuelas, liceos y universidades que están en el suelo por ausencia de mantenimiento y dotación será tema más bien para tratarlo con el Niño Jesús? ¿Sufrir a cada rato apagones y la destrucción de electrodomésticos debemos reclamárselo a los gringos y no a Corpoelec y más bien felicitar a los vivitos que abrieron ríos de corrupción? ¿Dónde están los que gritaban así, así, así es que se gobierna? Dígame, calarse días completos en colas para mendigar 30 o 40 litros de gasolina o encomendarse a Dios de regresar vivo al hogar cuando hay que salir a la calle. ¿No son estas condiciones suficientes? Me lavo la cara y reeleo que verdades como esa y otras son más que justificables para salir a votar para sacar a punta de votos a quienes tanto daño le han hecho a Venezuela y al Zulia, cuando otra vez, sin descaro o decoro, aparentando una divinidad celestial sólo creíble a la Santa Madre Teresa de Calcuta de nuevo aparecen los populistas revolucionarios ofreciendo arreglar, solucionar, mejorar o corregir los servicios públicos y un rosario de problemas que ellos mismos han provocado y destruido, endosándole la responsabilidad, —claro nunca a ellos—, a inofensivas especies del reino animal, a presidentes vecinos, al malvado imperio o a terroristas sin rostro. Si alguien me convence que estoy equivocado a lo mejor no votaría, pero dudo que pueda existir un ser pensante, crédulo y con suficiente materia gris en el cerebro para no ver lo que el Socialismo del Siglo XXI convirtió a la patria de Simón Bolívar.

Esa mala conseja de “no hay condiciones” que lamentablemente han pregonado quienes pareciera estar más bien anotados en que nada cambie para que todo siga de igual a peor, también contagió a algunos líderes opositores, entre ellos, Leopoldo López. En mala hora emitió infaustas declaraciones que a cualquiera deja “boqui abierto” por tratarse de una figura relevante a quien miles de venezolanos y zulianos le depositaron en su momento confianza para superar la desgracia diaria que comenzó 22 años atrás y que ha logrado que más de seis millones de hombres y mujeres hayan huido del país persiguiendo un mejor modo de vida que aquí no existe.
López está muy lejos en España donde disfruta de calidad de vida y confort. Seguramente él y otros no tienen ni idea que a diario niños, adultos y ancianos en cualquier esquina de un restaurante del país —no adentro sino por donde sacan los desechos— esperan los restos de comida antes que llegue el servicio de aseo urbano para revisar bolsas que mitiguen el hambre atrasada que golpea el estómago de buena parte de esos venezolanos. Es una verdad irrefutable a pesar de que más de alguno preferirá hacer como el avestruz o tratará de tapar la luz del Sol con un dedo.

Ahora bien, si los que lloriquean y exhortan a no votar a otros venezolanos y arman zafarranchos como guerrreros del teclado, contribuyeran con ideas a salir a través del voto de estos malos gobiernos estoy más que convencido que serían más y más los que sumen su mejor disposición a la causa común llamada Venezuela. Lo otro no muy distinto a procesos anteriores es que los chavistas “van con todo” el 21N. Otra vez harán gala del ventajismo obsceno que comienza con VTV “el llamado canal de los venezolanos” pese a llamados de dos de los cinco rectores de no pasarse de la raya. Veremos ese día a los violentos colectivos tratando de intimidar a los electores para que abandonen los centros de votación. El voto asistido a su gente del sector público, pago a sus votantes, tratarán de quebrar la moral al ejército de soldados de la Unidad Democrática a punta de billete. La desaparecida caja Clap ese día dejará verse después de meses que no le llega a miles de familias. Además rifarán electrodomésticos en todas sus líneas y premios especiales de carros pintados —usados— que ya ofrecen por las redes en la piñata electoral. Soy de los que piensa que los electores que ese día les ofrezcan hasta llevarlos al Cielo, díganles que sí, agarren y reciban las dádivas pero no vendan su dignidad. Ese día a los testigos, veedores y observadores de la UE, OEA, ONU seguramente no tendrán descanso recibiendo denuncias de abusos de poder del oficialismo, caracterizados y calificados cómo están dentro y fuera del país de no ser respetuosos de las reglas del juego limpio electoral, algo que dejò en pañales a acciones vandálicas que en sus mejores tiempos protagonizaron individualidades de AD y Copei. Sin embargo, las peores, rastreras y sucias acciones que puedan tener en mente camaradas y camarados para doblar la voluntad electoral de los zulianos será defendido por cada uno de los electores y de una estructura que en cada centro de votación sabe muy bien cuál es la misión. Esos que por miles de miles caminando en cualquiera de los 21 municipios han ratificado su respaldo a la Unidad Democrática a través del gran líder Manuel Rosales Guerrero y de cada aspirante a alcalde son quienes saben que la victoria es irreversible.

No deja de ser doloroso y cuestionable que la Revolución Bonita prefirió destruir el futuro de una bella nación como la nuestra y que existan venezolanos que hayan prestado su voluntad, energía y tiempo en hacer todo lo contrario para haber metido al país en este infierno y sean los niños los más vulnerables víctimas.
No será casualidad pero Cáritas Venezuela detectó patrones de retrasos de crecimiento en niños del país.
Según indicó Susana Raffalli, investigadora de Cáritas Venezuela, la desnutrición aguda alcanzó 12 por ciento en 2020 y fue más frecuente identificarla en los primeros dos años de vida. También señalan que el retraso en el desarrollo se ha acumulado de forma sostenida desde 2016. Es este el resultado del hombre nuevo que le entregan las políticas vetustas, arcaicas y primitivas de 22 años de destrucción socialista a una nación joven donde ya muchos niños no tendrán la mínima oportunidad de reinserción social, porque el hambre y la desnutrición les ganaron la partida. Y qué decir de los jóvenes que por una u otra causa no han abandonado por ahora el país. Según, la Encuesta Nacional de Juventud elaborada por la Universidad Católica Andrés Bello, UCAB, advierte que 37 por ciento de estos venezolanos en edad comprendida entre 15 y 29 años residentes no están matriculados en ningún centro educativo ni se encuentran incluidos en el sector laboral. Entre 2013 y 2021 aumentó el fenómeno de la doble exclusión al pasar de 23 a 37 el porcentaje de venezolanos entre 15 y 29 años que no están inscritos en algún centro educativo ni están insertos en el mercado laboral. El estudio, desarrollado por el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales (IIES) de la UCAB destaca que esa doble exclusión igualmente afecta a casi la mitad de las mujeres entre 20 a 24 años, y a quienes están en situación de pobreza no extrema. ¿Hay o no condiciones para votar? Quedarnos en la casa y hacerle caso a los abstencionismos sería el mejor regalo que pueda dársele a la demagogia comunista. Esa misma que seguirá prometiendo antes del 21N que “arreglará” a Venezuela y a la destruida tierra de la Virgen del Rosario de Chiquinquirá.

José Aranguibel Carrasco
CNP-5003

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