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Gerónimo Figueroa Figuera
CNP: 569

Digan lo que diga, duélale a quien le duela, con Antonio Ledezma como alcalde metropolitano de Caracas, los trabajadores de esa dependencia tenían buenos salarios con escalas que se respetaban de acuerdo a las leyes vigentes y la contratación colectiva firmada con los sindicatos de empleados y obreros, los cuales contenían varias cláusulas económicas y sociales que se extendían a los que después de cumplir con todos los requisitos eran beneficiados con la jubilación. Todas esas reivindicaciones logradas durante muchos años de lucha, fueron eliminadas cuando la alcaldía metropolitana fue tomada por asalto por la fraudulenta asamblea constituyente de 2017 y posteriormente eliminada en abierta violación a la norma constitucional.

Todo comenzó cuando Antonio Ledezma derrotó por paliza electoral al capitán marítimo de curiepe, Aristóbulo Istúriz, el resentido social que en mala hora para Venezuela nació en Sabaneta de Barinas, ordenó aprobar una ley contraria a la norma constitucional con la cual le quitaron a la alcaldía metropolitana de Caracas el 90% de sus funciones y su presupuesto, y se lo dieron a un parapeto mal llamado Gobierno del Distrito Capital. Sin embargo, eso no impidió que Antonio Ledezma siguiera trabajando a favor de los caraqueños que lo habían elegido en 2008, trabajo que le sirvió para que en 2013 derrotara también por paliza al payaso Ernesto Villegas, quien era el protegido de Maduro.

Ese nuevo triunfo de Antonio Ledezma sobre las aspiraciones de los representantes de la peste roja, los llevó a meter preso ilegalmente a la primera autoridad civil del área metropolitana de Caracas, electa y reelecta, y durante dos años de prisión no pudieron aportar nunca una sola prueba que lo inculpara. Posteriormente tomaron por asalto a la alcaldía metropolitana de Caracas y seguidamente la aberrante acción de eliminarla utilizando la ilegitima asamblea constituyente que presidió el teniente golpista Diosdado Cabello. El personal lo transfirieron al GDC y otros los jubilaron violentándoles todas las reivindicaciones sociales y económicas establecidas en los contratos colectivos que fueron firmados entre las directivas sindicales y la administración de Antonio Ledezma como alcalde metropolitano de Caracas.

En los actuales momentos por la nómina del Gobierno del Distrito Capital, cobran un promedio de nueve mil jubilados y sobrevivientes, todos provenientes de lo que fue la antigua gobernación del Distrito Federal que fue eliminada con la Constitución Nacional de 1999 y en su lugar fue creada la alcaldía metropolitana de Caracas, la cual a la vez fue eliminada por orden de Nicolás Maduro en 2018, utilizando como hemos dicho a la ilegal asamblea constituyente. Por cierto, durante la toma por asalto fueron muchos los equipos como computadoras y vehículos que desaparecieron de los inventarios. Fue un negocio redondo para algunos de la peste roja.

En esa lista de jubilados hay médicos, profesores de educación media, enfermeras, bomberos, policías metropolitanos, periodistas, economistas, administradores, contadores, técnicos medios, obreros y trabajadores en general, devengan salarios con bonos incluidos como caridad, desde 18 bolívares digitales hasta treinta bolívares digitales, que representan entre cuatro dólares y siete dólares al cambio del Banco Central de Venezuela. Estos ingresos por jubilación después de haber trabajado durante treinta años, es un verdadero atropello y una condena segura a morir por hambre contra esos venezolanos. Una economía donde un kilo de queso cuesta cuatro dólares, es lo que puede comprar el que tiene como ingreso esa cantidad, y el que gana siete dólares, además del kilo de queso, puede comprar dos kilos de harina Pan, y listo, se acabaron los reales.

¡Ah! Pero la vaina no queda allí. Cuando el GDC eliminó el bono de alimentación establecido en el contrato colectivo prometió una flamante caja clap “con todos los productos”, sin embargo, a estas alturas del mes de octubre, los jubilados solo han recibido una sola caja, que además vino solo con pasta, frijoles chinos, harina descompuesta de las que compra el turco Alex Saab en México, dos laticas de sardinas, un cuarto de kilo de café y un cuarto de kilo de leche en polvo. Y en el 2020 solo entregaron dos cajas.

En ese mismo orden, como para la peste roja todo es un negocio para sacar provecho, en el mes de agosto ofrecieron en venta un combo de proteína, integrado por 1 pollo de dos kilos, 1 kilo de bistec, 1 kilo de mechar, un kilo de guisar, 1 kilo de molida, un kilo de costillas de res, 1 cartón de huevos y medio kilo de mortadela, todo por la “módica suma” de quince dólares. A como están los precios hoy en el mercado la oferta no es mala, sin embargo, un jubilado que recibe cuatro dólares mensuales, tenía que dejar de comer durante cuatro meses para poder reunir los quince dólares, pero el que gana un pelito mas, o sea 30 bolívares, solo tenía que dejar de comer durante dos meses para juntar los quince dólares.

En resumen, los nueve mil jubilados que cobran por el Gobierno del Distrito Capital están condenados a morir de hambre. Aunque los tres millones de pensionados por el Seguro Social están mas jodíos, solo reciben siete bolívares que significan un dólar con cuarenta centavos. Deben ponerse pilas para cuando venga el fiscal de la CPI para que expongan sus casos.

@lodicetodo
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