Pancho Blanco, presidente de la organización Horonami, recorrió durante semanas caminos de comunidades yanomami del municipio Alto Orinoco, y “llegó al lugar donde están los garimpeiros y él mismo certificó que si hay personas o garimpeiros de otro país, trabajando, realizando actividad minera en nuestro territorio”.
Así lo ratificó el coordinador general de ORPIA, Eligio Dacosta, al ser consultado sobre las denuncias y versiones que se han dado a conocer en Puerto Ayacucho sobre la nueva incursión de mineros ilegales brasileños en territorios de comunidades yanomami de esta entidad.
Dacosta agregó que el presidente de Horonami “habló con ellos (los garimpeiros), se reunió…inmediatamente ellos lo abordan y le ofrecen algunas cosas para que se quedara tranquilo. Él no aceptó y más bien les dijo yo estoy protegiendo mi territorio, yo quiero que ustedes se vayan de nuestro territorio”.
La confirmación sobre la presencia de garimpeiros en territorios yanomami venezolano fue traída a Puerto Ayacucho por el propio Pancho Blanco, de la organización Horonami, y Dacosta señaló en la rueda de prensa que en ORPIA le dan toda la credibilidad a esa información.
Este testimonio valida también lo denunciado hace 2 semanas en medios de comunicación de Puerto Ayacucho por el indígena yanomami Pepe Horoweiti, de la comunidad Coyoweteri, ubicada en el río Orinoquito, municipio Alto Orinoco, quien señaló que desde su comunidad le alertaron sobre la entrada de unos brasileños que están dañando y contaminando el río para sacar oro.
Horoweiti manifestó en su denuncia que eso les trae enfermedades y que los indígenas no están de acuerdo con la presencia de estos grupos en sus territorios, por lo que pidió la atención de las autoridades a la denuncia que están presentando.
Por su parte, Dacosta, especificó algunas situaciones delicadas que se estarían generando entre los garimpeiros y los yanomamis en el marco de esta invasión a sus territorios.
“Les dan escopetas como forma de pago para sus trabajos, les están dando pequeñas mercancías como para comprar a las comunidades más cercanas, y se están generando otras situaciones con las mujeres yanomami que hasta han llegado a violar los garimpeiros, nosotros tenemos una posición de que eso está ocurriendo porque nos trajeron información del territorio”.
La incursión de garimpeiros en territorio yanomami de Venezuela no es nada nuevo.
Fueron los garimpeiros brasileños quienes entre junio-julio de 1993 cometieron la conocida internacionalmente como masacre de Haximu, donde asesinaron a 16 indígenas yanomami venezolanos y por lo cual el Estado venezolano asumió compromisos ante el sistema interamericano, entre estos, el control del territorio para evitar que los garimpeiros volvieran a ingresar a nuestro país, obligación que no ha cumplido.
Desde junio de este año se han hechos públicas denuncias sobre la presencia de garimpeiros en territorios de comunidades sanema del Alto Ventuari, Amazonas, a cuyos habitantes, según la denuncia interpuesta en la Defensoría del Pueblo, los garimpeiros tendrían sometidos a esclavitud.
En Brasil, el pueblo yanomami, cuyo territorio ocupa parte de los estados Roraima y Amazonas, ha venido confrontando en los últimos años serias amenazas de los garimpeiros, quienes a la fuerza y violentamente se han asentado en sus territorios en busca de oro.
La asociación yanomami Hutukara, de Brasil, estima que el número de mineros de oro es de hasta 10.000. También denuncian la devastación que provocan sobre la pesca y la caza de las que dependen para su modo de vida.
Una población de 35.000 yanomamis se extiende a ambos lados de la frontera entre Brasil y Venezuela. Un 20% de la población yanomami de Brasil murió por enfermedades que propagaron los buscadores de oro que invadieron su selva en una fiebre del oro previa, a finales de los 80 y principios de los 90.
KAPÉ KAPÉ