Imagen: referencial.
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Kapé Kapé

Un diagnóstico reciente en la parroquia Manuel Renaúd detectó el aumento de las afecciones pulmonares en las comunidades waraos. La falta de seguimiento en los tratamientos y la falta de atención en los ambulatorios agudizan la situación en los caseríos indígenas.

Los casos de tuberculosis aumentan en la población warao del estado Delta Amacuro. La parroquia Manuel Renaud en el municipio Antonio Diaz es una de las localidades que presenta mayores casos. Así lo dio a conocer una fuente cercana al departamento de Neumología del hospital Luis Razetti de Tucupita que solicitó reservar su identidad por temor a represalias.

La fuente indicó que 8 de cada 10 pacientes indígenas que ingresan al hospital Razetti, presentan síntomas de afecciones pulmonares.

Lucinda García, miembro del grupo apostólico Dani Consolata, indicó que en un abordaje reciente a la comunidad de Bonoina, detectaron 51 casos de pacientes con síntomas asociados con el bacilo de TBC.

García agregó que la lejanía entre la comunidad y el Hospital Isabel Martínez de San Francisco de Guayo es la principal razón para que las personas no puedan acudir a recibir tratamiento.

En una declaración reciente del Vicario de Tucupita, Monseñor Ernesto José Romero, confirmó la crítica situación de atención sanitaria en las comunidades waraos del estado Delta Amacuro. Entre sus afirmaciones para el portal Tane Tanae, aseguró que el hospital Isabel Martínez de San Francisco de Guayo cuenta con una sola enfermera, que es una monja de los hermanos capuchinos. 

El equipo de Kapé Kapé pudo confirmar la muerte reciente de una niña de 9 años por síntomas asociados a las afecciones pulmonares en la comunidad de Nabasanuka, caserío localizado a ocho horas de la ciudad de Tucupita.

“Nunca llegó a un centro ambulatorio, falleció por complicaciones respiratorias y afecciones en los pulmones” señaló un familiar de la víctima.

Según el médico warao, Jesús Jiménez, la tuberculosis es una enfermedad que acabó con varias comunidades del Delta Amacuro. “Acabó con Murako, Siaguani y otras comunidades que fueron pobladas por numerosos indígenas y fueron diezmadas por la tuberculosis”. Además, asegura que la enfermedad repunta con fuerzas ante la falta de una alimentación balanceada, que hace a la población más vulnerable a la enfermedad.

Jiménez, en su calidad de medico indígena, considera que las comunidades indígenas de Nabasanuka, Bonoina, Mujabaina, Korokoina de la parroquia Manuel Renauld y las comunidades de la parroquia Barral del municipio Antonio Díaz son las más vulnerables al impacto de enfermedades como tuberculosis, VIH, malaria y otras afecciones agudas, que atacan a la población por la ausencia de atención sanitaria preventiva en los caseríos.

“Son personas con la piel reseca, débil, bajo de peso que sufre de tos permanentes y acompañado con fiebre que generalmente surge en horas de la tarde”, dice Jiménez al describir el estado físico de los waraos en estas comunidades indígenas.

Los riesgos que representa la Covid-19, especialmente para la población con afecciones respiratorias, dejan en una evidente vulnerabilidad a estas poblaciones que se ven afectadas por otros factores agravador por el déficit alimentario que lamentablemente caracteriza a los habitantes de estas comunidades.

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