Gerónimo Figueroa Figuera
CNP: 569
Hay momentos en la vida que llegada la hora se deben tomar decisiones por muy duras y dolorosas que sean, como la de salir huyendo porque en su propio país ya no es posible sobrevivir. Algunos dirán que se debe seguir luchando sin rendirse. Que hay que hacerlo por los hijos y los nietos. Lo cierto es que irse a otro país a buscar nuevos horizontes es el comentario diariamente de miles de venezolanos que poco a poco han ido perdiendo la esperanza de que en nuestro país se pueda rescatar la democracia y la libertad. En Venezuela cada hora que pasa se hace mas difícil para medio sobrevivir. La situación económica es tan difícil que ya no da espacio ni tregua para afrontarla. Literalmente hablando, no quieren morir de hambre.
Somos un grupo de profesionales de distintas ramas con amistades muy estrechas desde la época liceísta, que cada cierto tiempo nos reuníamos para conversar y analizar la situación política del país. Eran reuniones que a pesar de la pesada carga de la crisis humanitaria sembrada por el régimen madurista, estaban cargadas de optimismo y esperanza. Recuerdo que después del 23 de enero de 2019 nos reunimos y en ese momento todas nuestras expresiones estaban cargadas de alegría y esperanza. La ruta Cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres, era motivo para chocar las manos y darnos un abrazo con palmadas en la espalda.
Lamentablemente esa alegría y esa esperanza se fue apagando entre nosotros poco a poco, como creo que ocurrió con la inmensa mayoría del pueblo venezolano, al ver que no había voluntad para activar el articulo 187#11 de la Constitución Nacional y ponerlo en sintonía con las normas establecidas en la ONU y en la OEA para solicitar un rescate humanitario, en cambio vimos cómo sin ningún desparpajo era cambiada la ruta y se entraba nuevamente en la mal llamado dialogo que tanto daño hizo y sigue haciendo a los venezolanos. Ese cambio de ruta fue como un baño de agua fría a las cuatro de la mañana en tiempos de carnaval.
Entre nosotros siempre estuvimos claros que el régimen madurista con el respaldo de las fuerzas armadas y la incondicionalidad del alto mando militar encabezado por Padrino López, mas todas las policías y los colectivos paramilitares armados, nosotros con banderas y consignas es muy poco o nada lo que podemos hacer para derrocar a la tiranía. Por eso la importancia que le dábamos al rescate humanitario tal como lo establecen las normas internacionales. Pero lamentablemente todo fue una frustración cada vez que escuchábamos a los dueños y directivos de partidos políticos que controlan la Asamblea Nacional legitima hablar palante y patrás, diciendo un dia a un medio de comunicación que todas las opciones están sobre la mesa y al dia siguiente decir a otro medio que para nada estaba planteado el rescate militar. Era como un sadismo al máximo.
Nuestras reuniones en 2019 continuaban y aunque los choques de manos y abrazos con palmadas en la espalda se mantenían, ya “el cese de la usurpación no era el saludo de nuestro encuentro. Analizábamos la situación política y económica del país, y en cierta forma manteníamos la esperanza por todo lo que se decía en el exterior sobre nuestro caso. Sin embargo, cuando EEUU en el 2020 anunció el precio en millones de dólares sobre las cabezas de funcionarios del régimen y envío de una flota de guerra al mar Caribe, la alegría y la esperanza retornaron. Reorientamos nuestra agenda para analizar lo que significaba precio en dólares a las cabezas de funcionarios y la presencia de la flota de guerra en el mar Caribe. Pensando que en cualquier momento se realizaría el rescate humanitario.
Lamentablemente, la flota de guerra de EEUU llegó al mar Caribe junto al virus chino y todo el 2020 la pasamos encerrados y secuestrados sin autonomía para movernos y las reuniones presenciales del grupo se redujeron a videollamadas. Las actividades de trabajo para los profesionales de ejercicio libre se paralizaron y mermaron los ingresos económicos en la mayoría de nuestro grupo, lo cual vino a empeorar mucho mas la situación. Ya no es solamente los precios caros y la escasez de productos, sino que ahora se suma la falta de ingreso de dinero para comprar los alimentos y cubrir el resto de las necesidades.
En el 2020 en pleno secuestro en nuestras casas, vinieron ofertas electorales del régimen convocando un proceso fraudulento para una Asamblea Nacional con el apoyo de algunos que se presentaron como opositores para legalizarlas, afirmando que con esas elecciones se resolverían todos los problemas de los venezolanos. Por su parte los directivos de partidos políticos que controlan la Asamblea Nacional electa en 2015 convocaron un proceso que llamaron consulta popular que vendieron como la ultima oportunidad para terminar con la usurpación, pero en realidad fue para justificar extenderse el periodo por un año mas. Ambos procesos terminaron con fuerte rechazo de los venezolanos por considerarlos engañosos. A un mes de esos dos circos electorales el dólar que estaba en un millón de bolívares, ya rompió la barrera del millón 600 mil.
El 3 de enero realizamos la primera videollamada del 2021 de nuestro grupo y después del saludo de año nuevo la pareja integrada por Carlos y Sofia dijeron que preparaban maletas para irse del país, y que estaban vendiendo todo lo que pudieran, incluyendo el apartamento, para reunir los pasajes e irse a México donde viven familiares y amigos. Hubo silencio como de medio minuto y luego todos al mismo tiempo intentamos decirle a la pareja amiga que lo pensaran pero inmediatamente Sofia dijo: “es una decisión tomada porque la esperanza se perdió, tenemos dos hijos que queremos que crezcan en libertad y tenga la oportunidad de estudiar y ser profesionales como nosotros”. Carlos es ingeniero y está desempleado y Sofía abogado en ejercicio libre pero durante el año 2020 los tribunales trabajaron por debajo del 10% y eso mermó sus ingresos.
Es doloroso escuchar esas expresiones de amigos y no tener una respuesta ni una palabra de aliento en beneficio de la esperanza porque reconocemos que en el fondo tienen mucha razón. Es muy triste ver como se van nuestros amigos a otros países porque en el suyo se sienten desasistidos y sin garantías de nada. Es muy triste que se vayan sin que podamos hacerle una despedida en casa ni acompañarlos al aeropuerto hasta que aborden el avión como era antes de la llegada de la peste roja porque ni ellos saben cuándo se tienen que ir porque depende del tiempo en que puedan vender los corotos y comprar pasajes para ellos y sus hijos.
@lodicetodo
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