Por: Rael Sánchez
Hace aproximadamente 6 meses escribí un artículo de opinión en dónde argumentaba lo valioso que era la participación política de la sociedad y de las fuerzas democráticas; renunciar al derecho que tenemos los venezolanos de elegir a nuestros gobernantes y cambiar el rumbo que lleva el país y nuestro estado, es hacerle el juego al régimen, que se esfuerza por desestimar la participación democrática y el voto.
Con esto vuelvo a fijar mi posición sobre una ruta democrática real y vinculante, con el riesgo de ser tildado de «colaboracionista, alacrán» y otros adjetivos que en nada ayudan a nuestra causa democrática de quienes de verdad adversamos a un régimen que trajo miseria a nuestro país y nuestro estado Delta Amacuro.
En los últimos años hemos escuchado un sin fin de propuestas para salir del régimen: Desde golpes de estado, intervención militar y hasta el error garrafal de desacreditar la vía electoral. ¿Cuándo dijeron «Todas las opciones sobre la mesa» a nadie se le pasó por la mente que esas opciones parten desde el diálogo, negociación, elecciones y uso de la fuerza?
Voy a pasar a explicar el por qué es sumamente necesario que asumamos que el voto es un derecho y no podemos renunciar a él ¿Que el régimen no respeta los resultados? ¿Que él régimen no deja gobernar si la oposición gana? -Eso es otro tema válido pero para eso debemos buscar acuerdos políticos con apoyo internacional- pero de aquí a usar la abstención de forma perenne es un error garrafal que nos cuesta muchísimo. Digo esto con toda responsabilidad. Los hechos nos han demostrado que la abstención no elige a nadie, tampoco evita que algún gobernante se haga del poder político – administrativo de alguna región del pais, debemos reflexionar y asumir los errores. Muchos pensamos que cuando nos llamaban a no votar o boicotear alguna elección era precisamente porque había un plan alternativo real que evitaría que el régimen tomara el poder; no fue así, entonces la alternativa no es esa, porque la abstención conduce a la nada.
Es el momento de estar con la gente que sufre a diario la crisis económica (el 80% del país) y plantearle alternativas reales y no venderle humo y fantasías, no podemos pasarnos toda la vida diciéndole a la gente de este país que se espere unos años más sin hacer nada porque «los marines de EEUU» o quién sabe quién vendrá a salvarnos, pues no, eso ya es muy irresponsable. Tenemos que luchar con lo que tenemos y podemos y definitivamente lo único que tenemos es la protesta y el voto ¿Que tenemos que luchar por mejores condiciones? Por supuesto, pero si renunciamos al voto nunca obtendremos condiciones: La pelea se gana es peleando.
Pongo otro ejemplo, hace dos semanas atrás leía sobre los procesos transitorios de dictaduras a democracias en todo el mundo, y me topé con uno en particular: El proceso de transición en Chile con el dictador Augusto Pinochet. En ese período el dictador convocó a un plebiscito para «legitimarse», y los opositores comenzaron a debatir si participaban o no. Un sector radical de la oposición chilena se oponía a participar porque argumentaba que eso era «legitimar» al régimen, otro sector prefirió participar y luchar por condiciones más o menos aceptables; condiciones que en lo particular, eran más adversas que las nuestras, ellos exigían -por lo menos- tener un testigo en cada centro de votación, y tener acceso a algún medio de comunicación para difundir su mensaje. Con todo pronóstico en contra, con un dictador feroz y que perseguía a la disidencia, decidieron participar y ganaron al dictador, la clave fue: La Unidad de las fuerzas opositoras, la organización -colocando testigos en todos los centros electorales- y lo tercero, la participación política de la sociedad.
Con esto quiero dejar muy claro que en nuestro estado Delta Amacuro por ejemplo si queremos cambiar a nuestros gobernantes, la única herramienta que tenemos es la vía electoral, con el uso del voto, y no es lo que yo quiera, es que los hechos lo demuestran ¿Acaso alguien de los que piden a gritos sacarlos a plomo limpio, es capaz de hacerlo? La respuesta es ¡NO! Y tengo tiempo diciéndolo. Vamos a dejarnos de fantasías y si de verdad queremos luchar por este país, pensemos en lo que podemos hacer y lo que está a nuestro alcance, con apoyo internacional real y vinculante lo podemos hacer y sobre todo con voluntad política.
Esta es mi posición, que he dejado claro siempre y a lo interno de mi partido y delante de otros compañeros.
Prefiero mil veces sacarlos del poder, que tenerlos gobernando para siempre y decir que son «ilegítimos».