Esta fecha es recordad por la historia del Zulia como un verdadero hito. La electricidad llegaba a Venezuela, por Maracaibo. La primera ciudad con electricidad del país y la segunda de latinoamérica. Argentina un año antes había alcanzado la hazaña.
La empresa del alumbrado eléctrico de Maracaibo fue inaugurada el 24 de octubre de 1888 bajo la figura de una compañía anónima denominada «The Maracaibo Electric Light, Co.» cuyo asiento estaba en Nueva York, con domicilio en Venezuela.
El capital social de la empresa era de 336 mil dólares, dividido en 3.360 acciones de 100 dólares cada una.
El objeto de la empresa era la producción eléctrica. tenía un edificio propio sólidamente construido con departamentos para oficinas, habitaciones de empleados, talleres de herrería y carpintería.
El personal estaba integrado por 40 empleados, cinco extranjeros, unos con residencia en Nueva York y 35 criollos, derivaban de sueldos y salarios alrededor de 2.250 dólares.
En mantenimiento, conservación y reparación se gastaban mensualmente alrededor de 900 dólares en su forma ordinaria, siendo el total de gastos de 4.500 dólares mensuales.
Lo más contradictorio del caso es que hoy Maracaibo luego de ser una ciudad donde sus habitantes se sentían orgullosos de esta parte de la historia, se sienten deprimidos, tristes, desolados con tanto maltrato.
Nada como este artículo publicado por Angel Lombardi Boscán sobre este tema y el calvario que viven a diario en esa gran metrópoli que era Maracaibo.
Hoy Maracaibo vive sus horas más oscuras, en la ciudad con la temperatura más inclemente del país.
A continuación el escrito:
Maracaibo primera ciudad de Venezuela con electricidad
Es inevitable no hacer mención al colapso del sistema eléctrico nacional bajo Corpoelec y la actual administración bolivariana en los últimos diez años. Aunque ésta breve reseña sólo quiere hacer énfasis en la actual crisis en el Zulia dónde los hogares zulianos sólo están recibiendo un porcentaje muy bajo del vital fluido eléctrico. Las consecuencias de ésta situación tan grave sólo pone en evidencia que la africanización de Venezuela se sigue radicalizando, y que la historia, en las actuales penosas circunstancias que atraviesa el venezolano, tiene un comportamiento regresivo y decadente, contrario, al optimismo progresista de una modernidad a la que suponíamos pertenecer.
Maracaibo siempre ha sido otro país. No acompañamos a los caraqueños, andinos, llaneros y orientales en la Independencia. Y sí nos aliamos con Coro y Guayana. No lo hicimos por un asunto ideológico propiamente en sí sino por ancestrales rivalidades. Luego Caracas se encargaría de remarcar nuestra derrota excluyéndonos de la bandera, cerrando a la Universidad del Zulia (1904) y concentrando todos los poderes en la capital ninguneando a los zulianos aún más. Nuestra gaita de protesta es un buen ejemplo de nuestra aversión al centralismo.
El comerciante Jaime F. Carrillo firma en el mes de Junio un contrato para alumbrar las principales calles de la ciudad, con motivo del centenario del natalicio del prócer General Rafael Urdaneta. En 1889 la empresa se llamó «The Maracaibo Electric Light Company».
Maracaibo tuvo su gran revolución cultural y tecnológica en la segunda mitad del siglo XIX bajo el impulso de un circuito agro exportador exitoso que hacía del puerto de Maracaibo el referente comercial más importante para la negociación del café andino en el naciente mercado capitalista industrial de la cuenca atlántica norte. Dos élites comerciales, una criolla y otra extranjera, donde destacaban los alemanes, permitió que Maracaibo tuviera tranvía, telégrafo, teléfono, cine y electricidad. Este avance se materializa aún más con la fundación de la Universidad del Zulia en el año 1891, verdadero símbolo de la zulianidad.
Las endógenas y dañinas guerras civiles que asolaron a Venezuela durante todo el siglo XIX teniendo a los caudillos como terribles tigres de presa sólo tocaron muy tangencialmente a los zulianos. Una vez más el Lago de Maracaibo se erigió como baluarte protector. En ese mismo Lago majestuoso se desarrollaría la primera industria petrolera de Venezuela luego del rompimiento del Zumaque I en el año 1914. Uno de los derivados esenciales de esa industria petrolera, autentico músculo para el desarrollo nacional en el siglo XX venezolano, será la construcción del Puente sobre el Lago en el año 1962, símbolo de la modernidad democrática y del reencuentro nacional.
Precisamente en ese mismo puente se originó “la falla” éste viernes 10 de agosto que ha dejado prácticamente sin electricidad a Maracaibo y al Estado Zulia. Los personeros gubernamentales sostienen la tesis del saboteo. Para los zulianos es en realidad negligencia e imprevisión. La crisis eléctrica en el Zulia lleva ya más de cinco años colapsando a la entidad dejándola hoy convertida en un atroz desierto material y espiritual. El otrora orgulloso zuliano que hacía creerse que vivía en la “mejor ciudad de Venezuela” es hoy una piltrafa humana.
¿Se resolverá el problema eléctrico en Zulia? Nos gustaría pensar que sí. No obstante la cadena de errores es tan grande y frecuente que nos hace escépticos ante esa imperiosa posibilidad para recuperar una normalidad que se nos ha robado desde ya hace bastante rato.
Lo irónico de ésta situación, es que luego de 130 años, la ciudad que dio inicio a la electricidad en Venezuela, por el camino en que se encuentra ahora, será la primera en regresar a los tiempos post coloniales donde el embrión de la modernidad apenas se estaba gestando y utilizábamos las velas para alumbrarnos. Con los bolivarianos la historia de Venezuela en los últimos veinte años ha sido una regresión implacable y destructiva cuyas evidencias están a la vista de todos.
Director del Centro de Estudios Históricos de LUZ