Cuando vine al Delta del Orinoco para quedarme, hace apenas (46 años), en cada agradable conversación cuyo contenido versara sobre los asuntos de la Política regional, afloraba por expresa mención de los contertulios el nombre y trayectoria de Martín Antonio Rangel;así entonces, se hizo tan enfático mi interés que me dispuse a conocerlo y compartir con él charlas interminables.
Hablábamos de todo en cualquier parte.
Afable en el trato, denso en el pensamiento. Mostraba de entrada, una alforja repleta de conocimientos, experiencia y vivencias.
A nadie pedía prestado trazos para completar su existencia; porque Martín había sido el propio alfarero de su larga vida.
Hoy, nos corresponde elevar una oración al cielo para que abra un surco de acogimiento y permita el descando eterno a quien dedicó, además su prolífica inteligencia a escribirle a la Deltanidad, con espíritu devocional.
«La tormenta es al marino
lo que la leche es al niño
un acicate a su temple
y un frenesí de su sino»
Tomado del libro de su autoría» Diluvio en el Delta y otros cuentos»
( Fondo Editorial Fundarte -1997).