El temor de ser atracado, violado o asesinado, está en la mente de cada uno de los deltanos al salir de sus casas, todos los días.
Las calles empiezan a estar desoladas comenzando el mediodía. Se trata de una Tucupita que se adaptó al horario comercial establecido por las autoridades gubernamentales.
Aun cuando la semana establece el sistema de flexibilización, las personas se esconden antes de lo previsto, dejando las calles en total silencio. “No hay ni un alma, solo el trinar de las aves”.
Es cuando llega el suspenso. Las voces de inseguridad resuenan con más fuerza, es el dolor de cabeza de todos los días.
Esto sucede al punto que, ya no se está tranquilo en casa, ni en el trabajo.
“Después del mediodía tenemos que cerrar todo, aunque sigamos trabajando, pero tenemos que hacerlo porque cualquiera pueda entrar y robarte o matarte”, dijo un empleado que labora en el centro de la capital deltana.
Recientemente, El Periódico del Delta publicó sobre la denuncia de algunos comerciantes que aseguraban que la inseguridad tenía azotada sus locales, donde los robos se agudizaban cada vez más, sobre todo en horas de la madrugada.
De igual manera, vecinos de la Av. Arismendi reclamaron más patrullaje de parte de los efectivos policiales, debido a que, según ellos, “a todas horas están robando”.