Ver la necesidad de atención médica en su comunidad y el interés de su abuelo por la medicina tradicional, fueron las rendijas que le abrieron a Endy Rodríguez el interés por la medicina.
“Mi abuelo se dedicaba mucho a estudiar lo que es la parte de salud, pero a nivel cultural, todo lo que tiene que ver con la medicina tradicional”, cuenta esta joven de 27 años, perteneciente a la etnia taurepán de Bolívar.
Hoy es la coordinadora del ambulatorio de la comunidad indígena de Kumarakapay, en el municipio Gran Sabana. Pero llegar a este punto no fue tarea fácil para esta mujer indígena, pues a pesar de la transculturización, en las comunidades indígenas se sigue pensando que el puesto ideal de la mujer es en el hogar, junto a la familia.
“Anteriormente las mujeres indígenas no tenían la oportunidades estudiar o trabajar porque estaban más dedicadas a las labores del hogar, todavía ahora es así”, dice.
“Yo vi que en mi comunidad había una necesidad. Había un programa de un grupo de indígenas mujeres que nos decían que uno como indígena también tiene derecho a estudiar y tener una profesión, con el fin de ayudar a la comunidad”.
Es entonces cuando decidió estudiar medicina “desde niña yo siempre quise ser médico”, y así fue como emprendió viaje hasta San Juan de los Morros, para estudiar la carrera que hoy ejerce con pasión.
“No es fácil siendo indígenas estar en una ciudad tan desarrollada, yo estudié en San Juan de los Morros, no es una ciudad tan grande, pero es una ciudad universitaria”.
Aunque para muchos su empeño por estudiar, tener una profesión y alejarse de su familia significaba que Endy se estaba separando de su cultura y raíces, ella siempre estuvo enfocada en prestar un servicio a las mujeres de su comunidad, desde la empatía y la compresión de las razones culturales de sus conductas.
“A mí me gusta conocer sobre la medicina tradicional, por eso me fui a hacer mi rural a Amazonas, y allí es donde completo mis conocimientos, porque aunque la medicina me mostró lo técnico y lo práctico, aprendí también a atender a una persona indígena, con ese objetivo fui a hacer mi rural en Amazonas. Decidí a hacerlo allí porque habitan muchas culturas indígenas, a mí me gusta atender partos, pero si te das cuenta, la mujer indígena tiene otra forma de parir. Por ejemplo, a una paciente indígena kariña, le gusta parir en el agua, mientras que las pacientes warao tienen su técnica para atenderse el parto, entonces son muy diferentes, y a mí me entró esa curiosidad de saber de otras culturas más allá de lo que yo sabía”.
Tras terminar la carrera, Rodríguez volvió a la Gran Sabana para trabajar en el Hospital Rosario Vera Zurita, pronto se cambió a una comunidad indígena para dedicarse a la promoción del parto seguro y controlado.
“La mayoría de las mujeres indígenas embarazadas no se hacen un buen control pre natal, porque no es una costumbre, y también porque las comunidades quedan muy lejos de donde está el hospital. Entonces como ya yo sabía cómo era el procedimiento y conocía cómo es la indígena, sabía cómo atenderla y cómo abordar su parto”.
Y fue así como comenzó a trabajar en una comunidad en San Francisco de Yuruaní, dando charlas sobre parto humanizado, formando también a un grupo de indígenas promotoras de salud “y fuimos por todas las comunidades dando esa información, hasta que llegó un punto en que la mujer indígena se interesó en ir a sus controles pre natales y ya hoy en día no se ven tantas muertes y complicaciones de partos por falta de control en las comunidades indígenas de la Gran Sabana”.
En esos avances es donde Endy aprecia que sí se puede prestar un servicio a las comunidades indígenas a través de la profesionalización de sus habitantes. “Mi preocupación es esa, enseñarle a la mujer indígena que es importante todo ese proceso de control del embarazado, a eso me dedico todavía”.
A pesar del recelo que existe porque la salida de las mujeres indígenas de sus comunidades provoque la pérdida de su cultura y de sus responsabilidades en el hogar, esta joven taurepan piensa que, por el contrario, asumir la responsabilidad y el peso social y cultural que tiene la mujer amerita de una mejor preparación.
“Yo siempre le digo a las mujeres indígenas que si nosotras como indígenas tenemos una identidad propia, nunca vas a cambiar tu cultura y esa es mi lucha, yo sé que se puede lograr. Yo siempre digo que tengo una cultura que es especial, y más si soy una mujer realizada, preparada ¿quién me cambia la cultura? eso es lo que necesitamos inculcar a las comunidades indígenas, porque hoy en día esa es una de las partes débiles del indígena”.
Para la galena, la mujer debe prepararse para asumir el rol y peso que tiene en la sociedad. Su responsabilidad cultural no debería anular sus anhelos y aspiraciones, por el contrario, considera que a través del empoderamiento dentro y fuera del hogar la mujer puede tener mayores herramientas para asumirlos.
“Eso de que la mujer tiene que mantenerse en la casa con los niños tiene que ir cambiando. Eso yo no lo comparto, porque si las mujeres somos las que educamos y pasamos más tiempo atendiendo a los hijos y el hogar, tenemos que tener una profesión y conocimientos en todo ámbito para darle educación a nuestros hijos. Si nosotras no tenemos educación, capacitación, ni futuro, como madres ¿cómo le vamos a dar educación a nuestros hijos?.
Es por eso que actualmente Endy Rodríguez se mantiene trabajando en las comunidades indígenas del sector VI del municipio Gran Sabana, apostando por la capacitación para que cada día más mujeres cumplan sus metas y sueños.
KAPÉ KAPÉ