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Frank González

Los hermanos waraos de las diferentes comunidades del delta, son venezolanos auténticos; los primeros habitantes de Venezuela, los únicos dueños por derecho de esta tierra. Se puede comprobar que debido a la pobreza que sufren, esta le obliga a salir de su hábitat para sobrevivir, y así se puede observar cómo se han instalado en las diferentes ciudades del país, entre ellas: Barrancas del Orinoco, San Félix, Puerto Ordaz, Ciudad Bolívar, Maturín, y Tucupita; en situación de limosneros o para su defecto mendingando un poco de comida.

La situación de salud en el Delta, es terrible donde se registra la mayor mortalidad por desnutrición, aparte de las enfermedades infectocontagiosas, especialmente la tuberculosis, el paludismo, entre otras; han hecho estragos en la región. Tal aseveración es hecha por Frank González, Vice-Presidente de la organización política Alianza Bravo Pueblo (ABP) en el estado Delta Amacuro, quien se encuentra preocupado ante la situación por la cual están atravesando los warao.

La tuberculosis es una de las principales causas por el estado de miseria, hambre, pobreza y abandono en el cual se encuentran las comunidades indígenas de los diferentes municipios. Asegura González, que en la mirada y en el rostro del aborigen deltano palpita tristeza, con un tinte de espanto; de terror (quizás por la miseria que viven y la indefensión en que se hallan ante los que los atropellan y los engañan), principal causa que revela su desesperanza, como una actitud de resignación por la insensibilidad de los gobernantes y de los organismos que tienen por responsabilidad cumplir con los “Derechos Humanos”, en lo que concierne a este caso.

Los warao se han convertido en una apetecible mercancía electoral, que tiene un alto precio en los meses cercanos a los procesos eleccionarios; son tratados de: “compatriotas, camaradas, hermanos de raza, maraisa, por personas cínicas e hipócritas buscadores de votos; especialistas para este negocio, delincuentes que tienen la osadía de quitarles bajo engaño y a la secuela de la traición la cédula de identidad de cada uno de los habitantes de los diferentes sectores de la población indígena votante, y que para conseguirles trabajo o algún otro beneficio; que nunca llega. Indica González, que hay que recordar que una vez pasado el proceso electoral los waraos son víctimas inermes del desprecio, del despojo, de la miseria, de la explotación, la desnutrición, la ignorancia, la ironía, el abandono total y a la sombra del olvido por parte de los diferentes estamentos municipales, donde la muerte casi a diario lanza su zarpazo fatal en la humanidad de niños, jóvenes y adultos de las diferentes comunidades indígenas.

Es preciso tener en cuenta que ante la crisis económica que cada día se acentúa con más repercusión en la sociedad deltana, los más perjudicados son nuestros indígenas de todo el estado y en especial los habitantes del bajo delta, los cuales se cierne sobre ellos la amenaza de extinguirse ante la arremetida del hambre, enfermedades y la falta de una política indigenista que se cumpla por parte de las diferentes alcaldías.

Es importante mencionar, que los recursos económicos correspondientes al sector indígena se han visto plagados de vicios, influencia política que merman en un gran porcentaje los beneficios que generalmente no llegan a su destino. Para finalizar, otro de los motivos que influyen negativamente en la adjudicación de los recursos asignados es la falta de planificación y programación acorde con la realidad de las diferentes comunidades indígenas. Es indudable que el virus está aniquilando a los habitantes del estado Delta Amacuro. “No es solamente el Covid 19. Es una virosis que se alojó en el alma de muchos deltanos, sin distingo de clase social, profesión, credo o religión. Es el virus de la barbarie, de la ignorancia, del egoísmo, de la codicia y de la ambición.

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