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Tucupita.– En pleno siglo XXI, cuando el planeta gira a la modernidad, a la tecnología y a los avances de la ciencia, y aun así existen sectores de Delta Amacuro que no cuentan con acceso a la energía eléctrica.

Como para aún contar con comunidades rezagadas, limitadas por su situación geográfica, o incluso hasta económica. El municipio Antonio Díaz, olvidado por el estado venezolano y disputado por mafias dedicadas al contrabando, ha sido parte de este escenario desalentador.

La distancia que separa a unos caseríos de otros y lo apartados que están de los centros urbanos contribuye a que estas comunidades tengan que vivir sin gasolina y sin luz. Tristemente, no tienen la misma suerte que logran otras entidades del país.

Es lamentable que calamidades como esta ocurran en una nación rica en recursos minerales y más cuando nos referimos a un pueblo que le ha brindado desde siempre su rotundo respaldo al chavismo; tomando un aspecto significante como lo es la energía eléctrica; un servicio que no ven desde hace 5 años.

Sienten que solo son utilizados como si fueran esclavos cuando se acercan elecciones; de resto están obligados a sobrevivir a la vulnerabilidad. Un estilo que repudian por ser discriminatorio.

Sus moradores siguen esperanzados en el Todopoderoso, para que los ilumine a consolidar un mejor destino, ya que cada día es más complicada la situación y están cansados de promesas.

Por más de cinco años, María Muñoz, reside en Curiapo y recuerda todos los días como es vivir en la penumbra,donde los mecheros de gasoil dentro de un frasco de gaseosa es su único escudo contra la oscuridad de la noche. 

“La electricidad es indispensable para tener una mejor comunicación o para mantener nuestros alimentos.  Es uno de los descubrimientos más importantes del mundo moderno, y es doloroso que el Delta esté estancado”, dijo.

Al igual que Muñoz, el señor Carlos Moradela, aseguró que la capital de este municipio lleva años sin energía eléctrica y sin ningún tipo de comunicación.

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