Entrando a Tucupita, hay una obra que parece un monumento faraónico. Su historia refleja el declive de un país que hoy se encuentra en caos.
El tanque de la CVG como le dicen, iba a ser el que le distribuiría agua a toda la capital deltana. Obra que se construyó en el último gobierno de la IV República, obra diseñada, realizada y ejecutada por distinguidos ingenieros y refrendada por políticos de ese momento, pero que ahora lo describen como «Tan grandote y tan inútil».
Se levantó en el año 1.995, obra ejecutada y pagada en su totalidad. «Es una súper estructura absolutamente ícono, no hay nada semejante en el Oriente del país, ni siquiera en la actualidad», decían para ese momento. Ahora, quedó como punto de referencia para todos aquellos que entran y salen de Tucupita.
La obra no habría dado inicio a su funcionamiento debido a la falta de una bomba de alta potencia que llevara el agua hasta lo más alto, por lo que este no pudo ser usado jamás para su propósito.