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El sacerdote Josia Kokal, misionero de la orden religiosa Consolata, compartió a través de sus redes sociales su experiencia en el Hospital General de Roraima-Brasil, con el caso del warao Wilson Alejandro Cortes, paciente afectado de tuberculosis que se encontraba en una cama en el pasillo del centro de salud sin atención médica.

El religioso Kokal escribió en su cuenta Facebook el relato de su visita al cacique Wilson Alejandro Cortes, uno de los líderes de la llamada ocupación Ka Ubanoko, el refugio donde viven más de 700 venezolanos migrantes en la ciudad de Boa Vista, estado Roraima, Brasil. Cortes es uno de los indígenas que salió obligado de Venezuela porque no tenía acceso a medicina para controlar su tuberculosis.

“En estos días, su condición empeoró y hoy lo llevaron al Hospital General de Roraima. En la tarde fui al hospital a verlo y lo encontré puesto en una cama en el pasillo” escribió. Además, el misionero describe que se dirigió a la coordinación indígena del hospital para platear su caso, pero la respuesta que recibió fue contundente “nosotros sólo atendemos a los indígenas brasileiros. ¡Qué lástima que no podemos ayudarle!”.

En su relato, el religioso afirma que luego se dirigió al área del servicio social donde planteó el caso del warao, lugar donde le atendieron muy amablemente.  En su descripción enfatizó que sufre de tuberculosis, razón por la que le entregaron rápido una mascarilla diciendo que debe utilizarla mientras permanece en el hospital. Luego vino la respuesta: “Nosotros no podemos hacer nada. Pero vamos a tomar tu número para llamarte en caso le dan de alta. De todas maneras, su caso debería ser atendido por la coordinación indígena del hospital”.

El pasado 13 de junio, Josia Kokal denunció a través de la organización Kapé Kapé, la expulsión de una familia warao con una niña de ocho años afectada de tuberculosis.

En su testimonio el religioso asegura que la madre indígena identificada como María Nieve Moraleda fue arrojada a las calles por haber violentado en cuatro ocasiones las normas de cuarentena, situación que generó el malestar de otras siete familias que optaron abandonar el refugio en solidaridad con la familia expulsada.

Este 15 de junio, el religioso Josia Kokal, ratificó vía telefónica que la expulsión de los waraos, con la niña afectada de tuberculosis, fue ordenada por la Secretaría de la Mujer y Asistencia Ciudadana (Semacs), institución que administra el refugio instalado para migrantes waraos en la Prefectura de Manaus, lugar donde pernoctan 700 indígenas venezolanos aproximadamente.

El sacerdote Josia Kokal afirma que la tuberculosis es una de las enfermedades que avanza con mayor contagio en los refugios que sirven de albergue a los indígenas venezolanos en Brasil, específicamente en la población warao. Al respecto, cabe mencionar el estudio realizado por la Revista Venezolana de Salud Pública, para finales de 2018, en la comunidad de San Francisco de Guayo estado Delta Amacuro-Venezuela, la prevalencia de tuberculosis pulmonar en niños menores de 15 años era de hasta 60%.

KAPÉ KAPÉ

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