La Alcaldía del municipio Sotillo, Ministerio de Minas e Hidrocarburos y la Gobernación del estado Monagas, se hacen de la vista gorda
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Tucupita, 17 de julio 2019 | José Ángel Gascón. Mientras que el gobierno nacional ha venido haciendo lo posible para evitar que el contrabando de la gasolina siga expandiéndose en las fronteras del país, causándole un daño a la economía y a personas particulares, en los puertos de Barrancas del Orinoco, en el municipio Sotillo, al sur del estado Monagas, el descaro manifestado por las mafias que se han creado para la explotación de la piratería con la venta ilegal de la gasolina, ha sido tal que un tambor de doscientos litros, lo llegan a vender hasta por dos y tres millones de bolívares, pero en dólares.

Esta situación mantiene en caos a la economía de las embarcaciones del sector fluvial. Especialmente, las que vienen del bajo Delta y del llamado Delta medio, provenientes en su mayoría de comunidades pobres que son las más afectadas con los altos precios que le asignan al hidrocarburo en esta localidad.

Esta zona a pesar de tener dos estaciones de combustible, una adyacente a la ribera del Orinoco, pareciera no cumplir con su cometido, lo que genera que a granel, la gasolina la trasladen desde Cambalache en Ciudad Guayana, hasta los puertos de Barrancas, vendiéndola al precio que les provoque.

Mientras esta debacle continúa agigantándose, la Gobernación del estado Monagas, el Ministerio de Minas e Hidrocarburos y la Alcaldía del municipio Sotillo, parecieran hacerse de la vista gorda, sin importarles que los mismos pescadores, sean afectados con la compra de la gasolina y el aceite provenientes de la piratería del combustible que los mismos indígenas venden sin control alguno.

Ante la falta de organismos capaces de ponerles cese a esta vergonzosa situación que ejecutan frente a las autoridades militares y civiles, pareciera no existir leyes, ya que todo el mundo, hace lo que le venga en gana.

El llamado es a Minas e Hidrocarburos y a la Gobernadora Santaella, para que ponga en funcionamiento la estación de servicio existente en el malecón, y se acabe con los “pimpineros” y mafias de la gasolina enquistadas en esa localidad.

Reclaman control ante el desorden, las alcahueterías y conchupancias que se genera con la venta de la gasolina en los puertos de Barrancas del Orinoco, señalan propietarios de embarcaciones afectadas por esta situación.

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