A juicio de Juan González, la muerte de la joven indígena embarazada Belkis Mendoza y la niña, también indígena, Samaritana Mendoza, de apenas 6 años de edad, por parte de efectivos de la División Fluvial 611 de la Guardia Nacional, no admiten ninguna justificación. Nada puede estar por encima o tener mayor preminencia que el más universal y fundamental de los derechos humanos, como lo es la vida.
Por más que se rodee de explicaciones, la Guardia Nacional no puede justificar la muerte de esa joven indígena que se encontraba en gestación, así como la de su hermana, la niña Samaritana Mendoza.
Ese lamentable incidente suscitado el 29 de abril pasado en un sector cerca del caño Mariusa, parroquia Juan Millán, municipio Tucupita, constituye una especie de epílogo de una serie de hechos, como asesinatos, extorsión, apropiación indebida de bienes decomisados, “pitcheo de detenidos” atracos, abusos y atropellos a varios ciudadanos en los últimos 5 años por parte la llamada Guardia del Pueblo, Destacamento del Seguridad Urbana (DESUR) Comando Nacional Antiextorsión y Secuestro (CONAS) y de la propia División Fluvial 611 de la Guardia Nacional, termino expresando el conocido educador, dirigente político y luchador social Juan González.