A merced de su suerte y sin el auxilio de nadie, no guardan esperanza alguna de que acudan a socorrerles en el antro donde viven, penan solitarias unas treinta familias que por no contar donde refugiarse con sus hijos, se vieron en la necesidad desde hace más de quince años de ocupar un área en la comunidad de “El Jobo”.
Ocuparon una construcción que el gobierno nacional adquirió en ese entonces para un Pdval, donde se abastecería de alimentos a la comunidad en general, lo cual fracasó quedando abandonado el terreno que ocuparon estas familias a quienes les han prometido beneficiarles con sus viviendas y no le han cumplido.
Las quejas son generalizadas. Especialmente, las madres de los infantes allí existentes, al vivir en forma infrahumana y expuestos a miles de calamidades ante el estado insalubre y de miseria extrema en que viven.
Al mismo tiempo que le hacen un llamado a la Gobernadora y a la Alcaldesa Tamaroni, para que les atiendan y les proporcionen un mejor vivir.