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La unidad nunca ha significado uniformidad.» 
Martin Luther King, Jr.

 
¡Doscientos bolívares de los nuevos cuesta hoy un kilo de plátanos en Caracas y mil devaluados soberanos un cartón de huevos! Así como lo escribo estimado lector, aunque estoy seguro que eso ya usted lo sabe, porque o ya lo pagó o tendrá que pagarlo.
Esto se va poniendo más invivible hora por hora. La espiral inflacionaria devora a los venezolanos, y ¿Qué pasa? Pues parece que nada.
El gobierno «surfea» en un agitadisimo y encabritado mar a conveniencia, asido a su precario populismo mientras la oposición parece hundirse en el sin que nadie se preocupe de lo que estamos padeciendo millones de ciudadanos.
Pues si, mientras tenemos que ver cómo hacemos para malamente cubrir nuestras necesidades más básicas el gobierno miente, inventa cuentos, petros van y vienen; y la oposición se distrae en peleas intestinas que decepcionan cada vez más a un pueblo que está esperando respuestas.
Esta semana fuimos testigos nuevamente de una peleita que se dió en el seno de la Asamblea Nacional generada por diferencias acerca de la declaración del ex presidente del gobierno español Zapatero como persona no grata por parte del parlamento venezolano.
No resto importancia política al voto de censura en contra de un personajillo gris que a todas vistas, es un interlocutor del gobierno y parece obedecer a sus intereses, pero hasta allí, la discusión debió ser meramente política. Porque resulta que parecemos no terminar de entender que el ciudadano de a pie que tiene que pagar esos doscientos Bolívares por los plátanos, o mil por los huevos, o que no consigue una medicina vital para su supervivencia literalmente ¡le importa un coño! si Rodríguez Zapatero es persona grata o no, solo quiere oír respuestas y posibles soluciones a sus problemas más inmediatos.
Esa división en las filas de la oposición a mi forma de ver, es patética. ¿La lucha es por Venezuela o es por cuotas de poder, por tarima, popularidad o por qué? Que alguien nos explique.
Los ciudadanos de este país quieren mantener vivas sus esperanzas, quieren escuchar propuestas, que le planteen posibles soluciones.
Es muy ingenuo pensar que uno u otro líder pueda creer que se va a imponer por sobre los demás, sin contar con la aprobación de la gran mayoría de los habitantes de esta nación, con los votos y la voluntad de todos. Ningún opositor puede aspirar con hacerse de la presidencia de la República sin el apoyo total de adecos, copeyanos, unetistas, justicieros, de Voluntad Popular así como  de todas las toldas políticas que se oponen a este modelo y de los chavistas que ya saben muy bien que este gobierno los defraudó y tienen descontento, mal sabor de boca y saben que hace falta un cambio.
Estamos utilizando entre nosotros lo que tanto criticamos al gobierno: la discriminación, el defenestramiento, el calificar como diputados buenos o malos, a los que votaron por una u otra posición política, creando una especie de «lista Tascón» tratando de hacer como el Ave Fénix, pero renaciendo de las cenizas de los cadáveres de sus propios compañeros, llegando hasta a señalar a parlamentarios que ese día ni pudieron asistir a la plenaria. ¿Que es esto?. ¿En qué nos convertimos carajo?
Todos necesitamos de todos y no queremos asumirlo mientras los venezolanos se sumen en la miseria y el país sigue cuesta abajo en su rodada.
Seguimos diluyendonos en «zapaterazos» y somos incapaces, por nuestra propia irracionalidad, de capitalizar el inmenso descontento y rechazo que tiene el gobierno.
Si no nos unimos, solo hacemos el juego a una elite que mal gobierna y se ríe de todos nosotros, pero con sonoras carcajadas.
José Manuel Rodríguez
Analista / Asesor Político

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