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Después de varias décadas de promesas, los indígenas continúan siendo víctimas de la indolencia y de la indiferencia de los gobiernos

Desplazamiento, desnutrición, enfermedades endémicas y falta de condiciones de vida óptimas, son algunas de las vulneraciones entre las que viven los pueblos y comunidades indigenas de Venezuela.
Por décadas se ha repetido el patrón de falta de valoración del aporte y significado que tienen las culturas y tradiciones de los pueblos indígenas para la identidad nacional. Estos pueblos han mantenido prácticas y formas únicas de relacionarse con la gente y especialmente con el medio ambiente.
Pese a sus diferencias culturales, los pueblos indígenas de todo el mundo comparten problemas comunes, durante años han buscado el reconocimiento de sus identidades, su forma de vida y el derecho sobre sus territorios y recursos naturales. En la actualidad, se encuentran sin duda entre las poblaciones más vulnerables y discriminadas del mundo.
En 2018, la conmemoración del Día Internacional de los Pueblos Indígenas se enmarca en la migración y desplazamiento a propósito de la pérdida de sus territorios y recursos por presiones mayoritariamente vinculadas con intereses económicos y extractivistas, la circulación transfronteriza y los desplazamientos, con especial atención en el tema de los pueblos indígenas que viven en las zonas urbanas y fuera de sus países.

«La ONU estima que en América Latina, alrededor del 40% de todos los pueblos indígenas vive en zonas urbanas, incluso el 80% en algunos países de la región, estos migrantes indígenas se enfrentan a innumerables desafíos, incluida la falta de acceso a servicios públicos y a la discriminación».

Esta problemática no es ajena a la realidad de los pueblos y comunidades indígenas de Venezuela. Kapé Kapé ha venido denunciando cómo la proliferación de la minería ilegal ha generado la presencia de sindicatos mineros y disputas por territorios que han provocado la salida de cientos de indígenas de los territorios que por décadas habitaban.
El desplazamiento indígena en Venezuela también ha sido una consecuencia de la falta sostenida de atención a las comunidades, tal es el caso de la oleada de migración warao que se ha apoderado de la zona fronteriza de Brasil, como alternativa de escape a la mortandad desatada por el brote de malaria, sarampión y la desnutrición.
En general, los pueblos y comunidades indígenas de Amazonas, Bolívar y Delta Amacuro están expuestos a una combinación letal que atenta con su supervivencia, y hoy más que nunca es urgente la implementación de políticas públicas que pongan fin a problemas como el repunte de enfermedades endémicas que acaba a diario con la vida de hermanos indígenas y la generación de condiciones para que estos pueblos pueden habitar sus territorios sin amenazas externas de ninguna índole.
Prensa Kapé Kapé

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