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Demasiada exposición a los rayos UVB puede producir quemaduras. Cada año, más de 2 millones de personas son tratadas por dos tipos de cáncer de piel: el carcinoma basocelular y el carcinoma epidermoide

La luz solar es indispensable para la vida, promueve el crecimiento de las plantas y el desarrollo de sus frutos. Controla el “reloj interno” del cuerpo regulando el ciclo circadiano de 24 horas de luz y oscuridad. Por tanto una falta de exposición a la luz solar durante el día puede acarrear problemas de insomnio o falta de descanso nocturno.

Pero ¿qué pasa si la exposición al sol es muy prolongada y sin protección de ningún tipo? Pues las consecuencias pueden ser muchas y no precisamente positivas.

Demasiada exposición a los rayos UVB puede producir quemaduras. Los rayos UVA pueden penetrar la piel más profundamente que los rayos UVB, pero, en todo caso, ambos pueden afectar la salud. Cuando los rayos UV invaden las células de la piel, alteran procesos delicados que afectan su crecimiento y apariencia, reseñó el portal estadounidense National Institutes of Health.

Con el tiempo, la exposición a estos rayos puede reducir la elasticidad de la piel, que puede incluso llegar a engrosarse y ponerse correosa, o puede arrugarse o afinarse como papel de seda. «Cuanto más se expone al sol, antes envejece su piel», dice el Dr. Barnett S. Kramer, experto en prevención del cáncer en los Institutos Nacionales de la Salud (NIH por sus siglas en inglés).

La piel tiene maneras de prevenir o reparar dicho daño. La capa más externa de la piel constantemente se despoja de las células muertas y las reemplaza. Habrá notado este tipo de reparación de la piel si alguna vez ha sufrido una quemadura de sol fuerte. La piel puede pelarse, pero por lo general vuelve a la normalidad en una o dos semanas.

«Cuando usted está expuesto a la radiación ultravioleta, hay un proceso de reparación constante en cada una de sus células expuestas», dice el Dr. Stephen I. Katz, director del Instituto Nacional de Artritis y Enfermedades Musculoesqueléticas y de la Piel del NIH. Aun así, puede haber daños permanentes a la piel.

A medida que envejeces, es más difícil para tu piel repararse a sí misma. Con el tiempo, el daño ultravioleta puede perjudicar a la piel y el tejido conectivo subyacente. Como resultado, su piel puede desarrollar más líneas y arrugas.

Demasiada exposición al sol también puede aumentar el riesgo de cáncer de piel, el tipo de cáncer más común en los Estados Unidos. Cuando la luz UV ingresa a las células de la piel, puede dañar el material genético (denominado ADN) que se encuentra en su interior.

Los daños al ADN pueden causar cambios en las células y hacer que estas crezcan y se dividan rápidamente. Este crecimiento puede resultar en grupos de células adicionales conocidos como tumores o lesiones, que pueden ser cancerosos (malignos) o inofensivos (benignos).

El cáncer de piel puede aparecer inicialmente como una pequeña mancha en la piel. Algunos cánceres pueden extenderse profundamente hacia los tejidos circundantes; también puede extenderse de la piel a otros órganos del cuerpo.

Cada año, más de 2 millones de personas son tratadas por dos tipos de cáncer de piel: el carcinoma basocelular y el carcinoma epidermoide. Estos cánceres se observan tanto en personas mayores como en jóvenes, y rara vez son mortales.

El melanoma es un tipo de cáncer de piel menos común, pero más grave, que se diagnostica a más de 68.000 estadounidenses por año. Otros 48.000 son diagnosticados con una forma temprana de la enfermedad que compromete solamente la capa superior de la piel. Los melanomas se originan en las células que proporcionan el pigmento (color) a la piel.

El riesgo de melanoma es mayor si los miembros de su familia han tenido cáncer de piel o si usted ya ha tenido melanoma u otros cánceres de piel. Un importante factor de riesgo de melanoma es tener una gran cantidad de lunares, o grandes lunares planos con formas irregulares. Las quemaduras de sol, especialmente durante la infancia, también pueden aumentar el riesgo de melanoma.

«Si ya ha tenido cáncer de piel, el riesgo de que desarrolle otro cáncer de piel es particularmente alto», dice Kramer. «A largo plazo, hay un alto índice de nuevas lesiones en desarrollo».

«Uno de los principales factores que afectan la salud de la piel es la genética, ya que determina el contenido pigmentoso de la piel. Esto afecta el nivel de protección contra la luz solar natural que usted tiene», explica Katz. Si bien las personas de piel más oscura tienen un menor riesgo de contraer la enfermedad y sufrir daños relacionados con el sol, las personas de todas las razas y colores de piel pueden padecer cáncer de piel.

«Ciertas mutaciones genéticas contribuyen a la aparición de melanoma en ciertas personas. Uno encuentra mucho menos cáncer de piel no melanómico en afroamericanos, en personas de Oriente Medio o incluso en los asiáticos del Cercano Oriente», dice Katz.

La mejor manera de proteger la salud de la piel y prevenir el cáncer de piel es limitar la exposición al sol. Evite que esta sea prolongada y opte por estar en la sombra en vez de en la luz solar directa. Use ropa protectora, gafas, y protector solar entre las 10 a. m. y las 4 p. m. El protector solar es especialmente importante entre estas horas, cuando los rayos del sol son más intensos.

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